Ya bailaron, insultaron a los votantes, pasearon en féretros, se semidesnudaron o se compararon con populares personajes de series estadounidenses. Pero las y los candidatos a alguno de los más de 20.000 cargos que están en disputa en las elecciones del próximo domingo en México no pierden el tiempo y enfrentan la última semana de campaña envueltos en nuevas controversias.
Uno de ellos es Jaime Cedillo, candidato del derechista Partido Acción Nacional (PAN) a diputado local en la ciudad de Guadalajara (Jalisco), quien no tuvo mejor idea que repartir minúsculos fetos de plástico para ratificar su rechazo a la legalización del aborto que, en México, solo está despenalizado por completo en la Ciudad de México y en Oaxaca.
Las figuras son de yeso, simulan a un feto de 12 semanas y, de acuerdo con las normas electorales, son incluidas en el rubro «utilitarios», es decir, lo mismo que las camisetas, banderines o gorros que llevan el nombre del candidato.
«Este domingo 6 de junio tu voto puede salvar vidas», convoca el letrero que acompaña al feto y en el que Zedillo se compromete a «defender la vida desde su fecundación».
El candidato le explicó al portal Animal Político que, hasta ahora, ha regalado más de 10.000 fetos en las calles de Guadalajara. Y en cinco días sabrá si fueron suficientes para obtener el apoyo mayoritario del electorado.
Lupita Jones, quien en 1991 saltó a la fama al convertirse en la primera mexicana en ganar el concurso Miss Universo, sorprendió este año al aceptar la postulación como candidata a gobernadora del estado de Baja California al amparo de la alianza «Va por México», opositora al Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pero más sorprendió este martes al revelar que le habían ofrecido cinco millones de dólares para renunciar a su candidatura en favor de Jorge Hank Rhon, el abanderado del Partido Encuentro Solidario (PES), que proviene de una familia de abolengo político y que arrastra múltiples denuncias por corrupción.
«Me quisieron comprar», advirtió la candidata al reseñar las presiones que fueron subiendo de tono a lo largo de la campaña.
De acuerdo con las encuestas, la gubernatura quedará en manos de Marina del Pilar Ávila, la representante del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que tiene una intención de voto del 43 %, en tanto que Jones cuenta con el 28 % y Hank Rhon, con el 14 %.
Luego de la nueva acusación en su contra, el candidato aseguró que él no compra a nadie, sino que solo da propuestas. «Aquella gente que se quiera vender pues que se venda. Si me quieren acusar de lo que quieran que traigan pruebas. Yo pienso que es como las campanadas, las oye el que quiere», dijo.
La compra de votos, ya sea con dinero en efectivo o a través de la entrega de vales para supermercado, televisores o paquetes de comida ha sido una práctica común en las elecciones en México desde hace décadas y, aunque en menor escala, todavía se sigue repitiendo, sobre todo en las comunidades más carenciadas económicamente.
Así lo demuestra el escándalo que desató un operativo de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales del estado de Hidalgo, gracias al cual se descubrieron 1.826 bolsas cerradas que contenían productos básicos y no perecederos, supuestamente pertenecientes a la alianza Juntos Haremos Historia, que formaron Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México.
Después de recibir una denuncia anónima, se incautaron las despensas y material electoral de la coalición oficialista, por lo que la investigación apunta a que iba a ser repartida el próximo domingo en beneficio de Pedro Porras Pérez, candidato a diputado local.
Morena, por su parte, rechazó cualquier intento de corrupción electoral y aseguró que es evidente que la oposición pretende desprestigiar al partido, cuando faltan escasos días para las elecciones.
Desde que en los procesos electorales se establecieron cuotas para mujeres, colectivos de la diversidad sexual o pueblos indígenas, no han faltado los políticos que intentan aprovecharse y se apropian de una identidad en aras de alcanzar un espacio de poder político.
Es el caso de Víctor Fernel Guzmán Arvizu, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a diputado local en Hidalgo, quien se registró en representación de la asamblea comunitaria de San Francisco, una localidad en donde vive una comunidad nahua.
Sin embargo, la asamblea advirtió que el documento que el candidato presentó ante las autoridades electorales es falso, que jamás se emitió un aval en su favor, que jamás ha vivido en esta comunidad ni realizado trabajo alguno con ellos y que nunca habían escuchado nada de él hasta que se postuló.
«Es indignante para San Francisco y para los pueblos indígenas de México que solo por querer ocupar un cargo público que está destinado para nosotros, los indígenas, personas sin escrúpulos se aprovechen de la buena fe de nuestras autoridades para hacerse pasar por indígenas y así poderle quitar un espacio a un verdadero y auténtico indígena de la región», lamentó Tomás Vázquez, delegado auxiliar de la comunidad.
Fuente: RT