Persspicax
Ha llamado poderosamente la atención lo sucedido en la Eurocopa de naciones en días recientes a uno de los seleccionados de Dinamarca en uno de los encuentros programados en este evento continental.
No es la primera ocasión en la que un jugador o deportista de alto rendimiento cae abatido por un mal cardiaco o problema de índole respiratorio pulmonar. Ha sucedido en la National Basketball Association o en el baloncesto colegial de los Estados Unidos. También en otras canchas de futbol del mundo.
Ha llegado a tal punto la exigencia en diversas ligas en las que se juegan una cantidad inaudita de partidos en las más diversas competencias. Los jugadores tienen un nivel de participación casi continuo o cotidiano que por supuesto se refleja en algún drama como el vivido por el jugador escandinavo que prácticamente murió en la cancha.
Gracias a la preparación y experiencia del árbitro del encuentro entre Dinamarca y Finlandia y la atinada ayuda y apoyo de sus compañeros el jugador danes no perdió la vida en la grama. Equipamiento adecuado en la banca de los daneses evitó una tragedia mayor.
Pero ¿cuantas ligas están en capacidad de “resucitar” a sus jugadores? ¿Hasta dónde llegara la exigencia a los atletas? ¿Cuántos pueden morir en el intento irresponsable de dirigentes y empresarios del deporte profesional de hacerlos jugar todos los días?
@poldelar
