En un nuevo episodio de su pugna por la hegemonía en la Concacaf, México y Estados Unidos chocarán el domingo por el primer trofeo de la Liga de Naciones, en una final imprevisible por el empeño de la afición del ‘Tri’ en lanzar su grito homofóbico.
Ambas selecciones cumplieron con su papel de favoritas en las semifinales del jueves en Denver (Colorado) pero pasaron muchos más apuros de los esperados.
Estados Unidos venció 1-0 a Honduras con un agónico gol en el minuto 89 del suplente Jordan Siebatcheu.
México empató sin goles con Costa Rica en los 90 minutos y necesitó de una nueva atajada salvadora de Guillermo Ochoa para vencer 5-4 en la tanda de penales, que estuvo cerca de no celebrarse por el rechazo de sus seguidores a cesar el cántico despectivo.
Durante el juego, el árbitro mandó parar el balón unos minutos y desde la megafonía se advirtió que, de acuerdo con el protocolo de Concacaf, el siguiente paso sería dar por suspendida la semifinal.
La confederación y las autoridades y futbolistas mexicanos llevan años intentando que los seguidores abandonen la costumbre de corear el insulto cada vez que el arquero rival saca de puerta, que para muchos de ellos es un simple grito de guerra futbolístico.
México ha recibido más de 14 multas por una suma total de unos 400 mil dólares y su federación advierte que, si no hay un cambio a partir de esta final, las siguientes penas serán deportivas.
«Si las cosas no funcionan el próximo partido del domingo, la Concacaf puede tomar medidas», afirmó Yon de Luisa, presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, a la cadena TUDN. «Las medidas son muy abiertas, pueden ser muy drásticas y afectar a los siguientes partidos sin importar el torneo».
«Puede ser que los próximos partidos nos obliguen a jugar a puerta cerrada, no importa si son amistosos u oficiales. Puede ser que nos saquen de las siguientes competencias», advirtió. «Las cosas se pueden poner muy feas».
Fuente: Contra Réplica