Esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la salida de Irma Eréndira Sandoval de la Secretaría de la Función Pública. Los periodistas «conservadores», como los llama el residente temporal de Palacio Nacional, se apresuran a calificar su salida como la prueba indubitable del reconocimiento al fracaso de la política anticorrupción que prometió la 4T.
Esta afirmación constituye un verdadero sofisma, el mejor ejemplo del cambio de prioridades en el modelo de comunicación de algunos periodistas en el que es más importante la celeridad con la que dan la información, que le información y el análisis por si mismo.
Un sofisma, por más elemental que parezca la explicación, representa un argumento falso que se pretende pasar por verdadero. Una de las características más importantes de esta lógica (o falta de) es que el emisor del mensaje tiene capacidad y consciencia absoluta de su conducta y voluntariamente pretende hacer caer en el error al receptor al considerar válido el argumento, aunque este sepa que es falso.
En el caso de Irma Eréndira Sandoval, en el instante mismo en que la cuenta oficial del Presidente de la República publicó que habría cambios en su gabinete y específicamente en esa área de gobierno, se apuraron a publicar términos y adjetivos cómo «la incorruptible», «la Robespierre», «la implacable» refiriéndose a la señora Sandoval, posteriormente en distintas columnas se describían los yerros de la política anticorrupción de este gobierno: La entrega de dinero en efectivo a Pío López Obrador por el enviado de Manuel Velasco, David Leon; la incapacidad para emitir alguna sanción contra los bienes no declarados de Manuel Bartlett, la adquisición de pruebas COVID a sobre costo, las adjudicaciones directas de bienes y servicios, entre otros. Todo para concluir que Andrés Manuel López Obrador, acepta tácticamente que esa política ha sido un fracaso y que el reconocimiento es contundente.
Es decir, que engarzan toda una lógica y se la atribuyen al presidente para intentar consumar un triunfo personal y consecuentemente una derrota del Mesías mexicano.
¡Qué error!
El Presidente Lopez Obrador no despidió a Irma Eréndira por nada de lo que afirman. La realidad es que fue despedida porque se excedieron (ella y su hermano Pablo Amilcar) en crear condiciones harto complejas en el estado de Guerrero intentando imponerse como candidatos a la gubernatura estatal. Filtraron información, difundieron campañas negras y orquestaron todo un entramado de intereses y actos políticos para impedir que el elegido de Andrés Manuel López Obrador fuera candidato (Felix Salgado Macedonio). Claro que parcialmente fueron exitosos, e insertaron una presión muy compleja en la pasada elección en Guerrero que impactó a nivel nacional y se replicó en otros estados. Es decir, fueron desleales, desmedidos, desproporcionados, y demasiado ambiciosos. Ya tenían premios y reconocimientos políticos, como la Secretaría de la Función Pública y otros tantos espacios en el Senado de la República, Cámara de Diputados y demás oficinas federales, y no fue suficiente, querían más…
Pareciera no afectar, en las circunstancias actuales, si fue despedida por «x» o «y», pero no lo es. Porque al final del día, los ciudadanos no sólo merecen la verdad, sino que todos merecemos la construcción del verdadero escenario político, no lo que queremos que sea. Porque, el Presidente López Obrador y su régimen también va y debe caer por los actos u omisiones que han venido cometiendo, no por las suposiciones que nosotros les imputemos. Porque la racionalidad está en el quehacer político y mediático, y es nuestra fortaleza, no la mentira y la diatriba.
En realidad las causas por las que corren de mala manera a Irma Eréndira son peores de las descritas, porque la causa real fue su falta de subordinación y pleitesía, una supuesta deslealtad por atreverse a acusar de abuso sexual y de impresentable a alguien que si lo es, y por ejercer una presión innecesaria. En resumen, por jugar a la política. Justamente, es lo que impacta al concepto de democracia y libertad, que es mucho más grave que a lo que algunos opinadores pretenden llegar, que AMLO incumpla con sus promesas.
Considero que lo más importante es hacer consciencia de lo que realmente está sucediendo en México. Porque resulta que ahora si no leemos los periódicos o medios de información estamos desinformados, pero si los leemos estamos mal informados. Ese no debe ser el destino.
Y no es pregunta