Testigos y vecinos que estaban cerca de la estación Olivos perteneciente a la Línea 12 del Metro que se vino abajo la noche del lunes, refirieron que el accidente se venia alertando desde hace un año, cuando advirtieron a la alcaldía y a las autoridades de Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro que todo ese tramo tenía desniveles y las ballenas “estaban dobladas”.
“Sabíamos que esto iba a pasar tarde o temprano, desde el año pasado los que vivimos y trabajamos aquí veíamos como todo se movía cuando pasaba el Metro, siempre estaba lleno, con mucha gente y en la noche temblaba.
«Antes de la pandemia se hizo una junta aquí entre vecinos y se le entregaron fotos y videos a la alcaldía para que revisaran eso, no nos hicieron caso y ahora mira la tragedia”, expuso la señora Martina, quien consternada observaba como sacaban a los heridos del vagón que se vino abajo.
La señora Maribel, quien atiende un puesto de hamburguesas justo frente donde cayó el Metro, detalló que el accidente ocurrió en una fracción de segundos, “luego que se escuchó el tronido, levanté la vista y ya estaba todo abajo. Fue horrible porque la gente estaba llorando, gritando por ayuda, vimos a otros que salieron por las ventanas corriendo del lugar, nadie entendía que pasaba”.
Las escenas parecían algo tan irreal a la vendedora que cuenta que “pensamos que era una película, todos los que estábamos aquí nos quedamos mirando hasta que los gritos de ayuda como que nos despertaron pero ya era tarde porque todo fue un desmadre, gente corriendo, gritando. Unos salían del lugar y otros se acercaron a ver qué pasó, de verdad, fue algo que nunca había visto en mi vida, todo fue muy, muy rápido”, aseguró doña Maribel.
Luego del accidente en la Línea 12 del Metro, nuevamente afloró la solidaridad mexicana. Trabajadores, enfermeros doctores y jóvenes que estaban cerca del accidente acudieron a ayudar a los heridos sin importar lo endeble que se observaba la ballena que se vino abajo y que incluso, el tren, estuviera aún moviéndose.
“Empezamos a ayudar a la gente, vi a un muchacho que salió blanco del susto, pero de verdad blanco, no hablaba ni nada y solito se fue de aquí. La policía tardó poco en llegar pero para ese momento, ya habían salido como 20, cuando llegaron los polis nos pidieron que nos fuéramos porque era peligroso y ya nos dijeron que se podía caer todo ese concreto”, narra Juan Alberto, quien con sus amigos y después del esfuerzo, se tomaban un refresco y observaban a los cuerpos de seguridad continuar con las labores.
En el lugar vecinos salieron a ayudar a los heridos y a tratar de ordenar el caos que se generó luego del accidente. Minutos más tarde, la avenida Tláhuac fue cerrada al paso y elementos de la Guardia Nacional colocaron vallas metálicas para evitar que los curiosos siguieran abarrotando el lugar de la tragedia.
Fuente: El Universal