A finales de la década de los sesentas, en el siglo pasado, Alvin Toffler (1918-2016), escritor y futurista o futurólogo estadounidense, doctorado en Letras, Leyes y Ciencia, se inició como el decidor de la historia del mundo actual al publicar sus libros El Shock del Futuro, la Tercera Ola, Guerra y Antiguerra, y en noviembre de 2007 La Revolución de la Riqueza. Estos son los títulos que destacan de su vasta obra. En ellos trató los temas de la civilización de la guerra, la dependencia del conocimiento, la era de la información, la sociedad de la información, etc. Estos best-sellers nos abrieron los ojos respecto a lo que han sido los cambios conseguidos por la humanidad.
Por lo que hace a México, que es lo que nos interesa, Toffler, quien estuvo de visita hace ya algunos años, contextualizó los retos futuros para México, como vecino que somos del país del norte. La oportunidad que hubo de alcanzar un acuerdo migratorio entre México y Estados Unidos se vino abajo junto con las Torres Gemelas en 2001. Toffler decía que estos acuerdos tendrían que esperar por tiempo indefinido, y aseguraba que el entonces presidente Bush no estaba en posibilidades de empujar una solución al tema migratorio que convenga a los intereses de México. Por lo tanto, deberíamos esperar con los brazos cruzados. Y agregaba de manera hilarante: «capturen a unos cuantos líderes de Al Qaeda y ganarán el corazón de los estadounidenses». Qué fácil y qué comentario tan fuera de lugar respecto a nuestro país.
El escritor sabía que el grueso de la opinión política en los Estados Unidos presionaba para hacer cada vez más difícil la entrada a su territorio a los ciudadanos extranjeros y que tomaría un buen tiempo antes de que los norteamericanos vuelvan a pensar positivamente para los mexicanos.
Entonces dijo: «Ni el presidente Bush, ningún demócrata, o político alguno puede hacer algo al respecto. Nadie podría hoy predecir qué tan larga será la espera», reiteraba el especialista en perfilar escenarios futuros. Toffler aseguraba que lo que México deberá esperar de Estados Unidos es que entren en un proceso de endurecimiento en el tema migratorio y alerta sobre lo que podría incluir: «se ha pensado incluso en tomar huellas digitales de todos los inmigrantes para su identificación y control». Y agregaba que antes de progresar las relaciones entre México y Estados Unidos podrían ir peor. «Siempre pueden empeorar», decía.
Aun así, aconsejaba, serio y convencido, perseverar en pos de los intereses nacionales de nuestro país: «existen muchas cosas que México puede hacer para acelerar el regreso de tal oportunidad, de hecho, algunas de éstas ya se están haciendo, como el endurecer sus propias políticas en la frontera».
Concentrado en Al Qaeda, los norteamericanos parecían no darse cuenta de los peligros y la inestabilidad que han reinado en América Latina por décadas. Toffler prefería reservarse los detalles de lo que esperaba para el resto del hemisferio. No obstante, advertía: «Nadie puede asegurar qué sucederá en el futuro, mas como escritor que piensa en escenarios, puedo visualizar situaciones políticas y militares bastante desagradables en Latinoamérica».
Utilizando conceptos de su teoría socioeconómica, Toffler consideraba que la cuestión giraba en torno a la posibilidad de pasar de una economía agrícola -de Primera Ola- a una basada en el conocimiento -de la Tercera Ola-, sin pasar por las miserias, dolor y agonías que la Segunda Ola -la industrial- conlleva.
En materia educativa, Toffler alertaba que la «buena educación» no significaba hoy lo mismo que antes. «Educación no significa necesariamente un grupo de alumnos sentados frente a un maestro, segregados por edades y que marchan de un salón a otro cuando suena la campana». Ese modelo educativo pertenece a una educación masiva propia de la segunda ola para una economía de producción masiva, de esa misma ola. Tras esta descripción, el escritor añadía que ese modelo no está diseñado para producir trabajadores innovadores ni gente creativa, sino para crear obreros para una economía basada en fábricas.
Al menos en los países desarrollados, señalaba, esos empleos para obreros ya no existirán. «En este sentido, el sistema educativo en Estados Unidos es tan obsoleto como el de los países subdesarrollados».
En este sentido, concluía, la amenaza real que hoy enfrentamos no es el terrorismo, es el fanatismo, del cual el terrorismo es tan sólo una de sus expresiones. Estamos aviados.
Termino diciendo que, tradicionalmente y aunque parezca dramático, México ha tenido “mejores”, por no decir “no tan malas”, relaciones con los Estados Unidos bajo los gobiernos republicanos. Podría ser esto una aberración, pero si estudiamos detalladamente nuestros contactos con presidentes demócratas, supuestamente más abiertos, nos han presionado más en todos aspectos.
Así fue con Obama. Trump ladró mucho pero no hizo daño. Esperemos que dice Biden cuando se asiente.
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Fundador de Notimex
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