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#DesdeLaBarrera ¿A qué juega AMLO?

Publicado por
Aletia Molina

Era perfectamente predecible que el presidente no fuera a apoyar la sucesión del actual gobernador del Banco de México que, pese a su excelente reputación y confianza entre el sector financiero, tiene la “marca” de haber sido propuesto por Peña Nieto. La suerte de Alejandro Díaz de León en el Banco de México estaba echada desde la elección de 2018, como también lo está la de otros titulares de organismos autónomos que llegaron con otras administraciones.

La que verdaderamente está en duda es quién será el sucesor de Arturo Herrera en Hacienda a partir de diciembre, cuando muy posiblemente este último pase a dirigir el destino del banco.

Resulta difícil explicar que el presidente de la República no haya querido o podido ejercer la contención verbal, cuando el viernes se le preguntó por la sucesión, y en lugar de evadir la respuesta prefirió adelantar, de forma por demás desbocada, una decisión que debía esperar a otro momento.

Menos entendible luego, haya salido a golpear y acusar a la ligera a Díaz de León con el argumento de haber supuestamente aprobado créditos para Fertinal, cuando como lo señaló el propio gobernador, esto ocurrió él todavía no era director de Bancomext.

Expertos con todo el conocimiento en el tema creen que este embate contra Díaz de León tiene que ver con el enojo del presidente frente a varios órganos autónomos y algunas de sus decisiones más recientes.

No es casual que en días recientes Ricardo Monreal y Martí Batres hayan coincidido públicamente en su crítica a dichos organismos, el primero al acusar una “rebelión” contra el presidente, el segundo al señalar que la oposición pretende seguir gobernando a través de ellos. Probablemente esa sea la narrativa que circule en el entorno presidencial y Díaz de León sea el daño colateral.

De cualquier modo, además de ser injusto acusar así a un funcionario, tampoco resulta edificante para la propia agenda presidencial. Hasta ahora, López ha logrado convencer a los mercados acerca de su compromiso con la autonomía del Banco de México y con el mantenimiento de la política actual monetaria. Esos elementos, aunque no nos gusten, son clave para mantener la estabilidad económica del país y, con ello, la propia gobernabilidad.

Sin embargo, atacar a la autoridad del banco central pondría en duda ese compromiso ante una serie de actores económicos con suficiente poder para que sus decisiones tengan consecuencias. De cara a la elección, difícilmente le aporta nuevos apoyos, y en cambio puede retirárselos. Entonces, ¿por qué jugar con temas tan delicados?

Una vez más vemos una de las consecuencias de la forma en que se llevan a cabo las mañaneras y de un estilo de comunicar donde gana la imprudencia. Ni siquiera puede mandar los mensajes correctos en el momento necesario.

La conclusión es que este estilo de gobernar que no logra diferenciar entre los conflictos necesarios de los innecesarios o inexplicables que solo generan ruido y enrarecen innecesariamente el ambiente político.

Aletia Molina
@AletiaMolina

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Aletia Molina