¿Por qué traer una y otra vez al mismo personaje dentro del mismo universo y en los mismos escenarios? Nos aventuraremos a decir que estamos llen@s de remakes, reboots, precuelas, segundas, terceras y cuartas partes por la siguiente razón: le jugamos a la segura porque nos da miedo contar historias nuevas que no sean políticamente correctas.
Pero eso no es lo peor. Lo que más nos hace daño como audiencia y como creador@s, es traer historias viejas o ya conocidas, y adecuarlas a nuestra necesidad de establecer discursos que poco entendemos. Así, lo peor no es arriesgarse, sino meter con calzador las cosas cuando sería infinitamente más fácil contar historias nuevas que aún así no se arriesguen.
Es confuso, pero acostúmbrense, porque la industria del cine y del entretenimiento va a seguir explotando la nostalgia y nosotr@s vamos a seguir consumiéndola en formatos que visualmente sean fascinantes (a propósito de la tecnología y sus posibilidades) y nada más. Un muy buen ejemplo de esto son los live action de Disney con sus clásicos animados.
Desde hace más de 10 años, Disney le entró a este formato para traer de vuelta los clásicos de nuestras infancias (en plural porque es un tema generacional). La idea al principio era emocionante, pues pensamos que se trataba de ver exactamente lo mismo que en la animada, pero con personas reales. Las apuestas iban a cuáles serían las actrices y actores que interpretarían a las princesas y l@s temid@s villan@s.
¿Se acuerdan de la euforia por ver a Emma Watson como Bella y la euforia cuando se anunció que sí lo haría? Si se acuerdan de eso, entonces también recuerdan que la película (no sólo Watson) no cumplió con las expectativas. Y en realidad, la mayoría de los live action no han sido bien recibidos por tomarse libertades (ahí sí) que rompen con la nostalgia a la que intentan apelar. Es extraño porque todos y cada uno han sido un éxito en taquilla.
Hace unos años, surgió la idea de no hacer réplicas inexactas de los clásicos, sino contar los orígenes de algunos personajes, y qué mejor que irnos a la raíz de la maldad con los y las villanas de estas historias. ¿Una buena idea? Si nos preguntan, nos parece sensacional irnos al principio de las cosas con personajes malvados que le hicieron la vida imposible a nuestr@s héroes y heroínas.
Sin embargo, la semillita de lo políticamente correcto acechó e hizo de las suyas. Maléfica, una de las villanas más perversas entre los clásicos animados, no resultó ser tan malvada, ni tan perversa, ni tan villana, ni tan lo que vimos: una mujer sin escrúpulos que se convierte en dragón con tal de no permitir que una adolescente despertara. Maléfica, en el live action, resultó ser una mujer que se arrepiente de una maldad que nace de una traición amorosa.
Grave error. Maléfica es mala. ¿Por qué hacerla buena, luego mala a medias y regresarla a una bondad disfrazada de seriedad? Nos gustan las películas que salieron de esa fórmula, pero si le hubieran puesto otro nombre, habría sido más satisfactorio que reconocer, después de tantos años, que Maléfica no era tan malvada como creíamos.
Luego anunciaron el live action de Cruella de Vil y con temor, abrazamos la noticia de que Emma Stone (ganadora del Oscar) le entraría al quite para interpretar los inicios de una villana conocida por querer matar a unos cachorritos para quitarles la piel (mientras esté suave) y hacerse un espectacular abrigo.
¿Acaso habría algo más cruel que eso? Esa no es la pregunta correcta: ¿Acaso correría la misma suerte que Maléfica? La respuesta es no. No corrió la misma suerte. Y en realidad, Cruella es una película que destaca y se posiciona como uno de los mejores live action de Disney hasta ahora junto a Aladdín o El libro de la selva. Estamos felices y satisfechos.
Cruella está dirigida por Craig Gillespie, conocido por I, Tonya (con Margot Robbie en su mejor trabajo), pero respetado por Lars and the Real Girl (con Ryan Gosling en su película más extraña pero maravillosa). Han de saber que esta película, antes de entrar de lleno a la historia, es ESPECTACULAR en el diseño de vestuario y el diseño de producción.
Jenny Beavan, ganadora del Oscar por Mad Max: Fury Road, le entró al quite con el vestuario y construyó la identidad impecable del personaje de Estella, su camino a convertirse en Cruella y el de Cruella de Vil. Y no sólo eso, sino también lo hizo con la villana de esta historia, el personaje de la Baronesa interpretada por Emma Thompson.
Vestidos construidos de basura, capas que se queman y la inspiración del punk en diseñadores como Alexander McQueen, John Galliano, Vivienne Westwood y las boutiques de los 70. Tampoco podemos olvidar lo que hizo Nadia Stacey con el maquillaje y la peluquería…
El diseño de producción corrió a cargo de Fiona Crombie en la construcción de una atmósfera que apelara al Londres de la década de los 70 entre un mundo lleno de glamour, riqueza y nobleza, y un mundo de rebeldía, trabajo, crimen y pobreza. Nos atreveríamos a decir que estos cuatro aspectos son lo más destacado de Cruella. Pero no, lo más impresionante es su villana… y no es Cruella.
Cruella sigue la historia de Estella, una niña rebelde y obstinada que vive sola con su madre. Bajo circunstancias complejas, Estella termina en Londres sola y sin un peso, por lo que se une a un par de adolescentes que se dedican a robar carteras y no tienen familia. Estos dos sujetos, Horace y Jasper, se convierten en la única familia de Estella, quien sueña con convertirse en diseñadora de modas.
Desde siempre, la protagonista ha admirado a una mujer conocida como la Baronesa, quien se autoproclama una genio de la moda y es la figura más importante de la industria. La Baronesa es una mujer despiadada, malvada, perversa y violenta a partir de su estatus y poder económico. Y sin necesidad de establecer un discurso feminista que pretenda justificar acciones inadecuadas, la Baronesa es una mujer que mira por encima de todas para evitar un destino de silencio siendo esposa de alguien.
La Baronesa es la antesala, o mejor dicho, la primera versión de lo que conocemos de Cruella. Mientras Estella trabaja para la Baronesa, comienza a construir la identidad de Cruella. Y aquí es donde entra el dilema de Maléfica: ¿justificamos su maldad o le damos un origen justo? Para suerte nuestra, optaron por la segunda y Cruella es una película oscura, con violencia que no es visible, pero está ahí… con muerte, mucha muerte de por medio.
Evitaremos el spoiler de revelar cómo nace Cruella, pero les podemos adelantar que se trata de un personaje inspirado por una mujer realmente malvada: la Baronesa interpretada por Emma Thompson. Si están en duda de ver Cruella en el cine o en Disney+, créanos cuando les decimos que vale la pena conocer a la mejor villana que Disney ha creado en los últimos años porque si Cruella es fascinante (con Glenn Close), la Baronesa es más compleja.
Disney tomó un riesgo con este personaje y se agradece. Ella es la responsable de la oscuridad del filme y de la constante idea de muerte que hay en la historia (incluso vuelve la dinámica del “yo maté a mi madre/padre que no se veía, creemos, desde El rey león). Y hay un riesgo también con el origen de una mujer que, repetimos, la recordamos por tener la intención de matar cachorros para hacerse un abrigo. ¿Cómo llegó a eso? Con la construcción de un personaje, siendo una artista, y eso es lo suficientemente interesante para darle una oportunidad.
Disney o cualquier casa que tenga producciones animadas en su historial, debería apostarle al live action con aquellos títulos que no funcionaron, en su momento, en la taquilla. Se nos ocurre El planeta del tesoro, una película maravillosa que no recibió la atención que merecía en 2002.
Missing Link es una espectacular animación en stop motion que en 2019, lamentablemente, pasó desapercibida. Dato curioso: tanto nuestra primera como segunda sugerencia, tienen en su elenco de voces a Emma Thompson. El caldero mágico es una gran oportunidad para Disney con una trama que era sorpresivamente oscura para la época y el hecho de que es animada.
Les va otra: El camino hacia el Dorado es un musical que en taquilla fue un fiasco, pero que en la crítica fue todo un éxito. Titan A.E. tiene proporciones de anime que nadie comprendió de este lado. Y para cerrar… El gigante de hierro. Estamos casi segur@s que esta última sería un éxito rotundo a pesar de las lágrimas.
Fuente: Sopitas