El diplomático y escritor mexicano Andrés Roemer, acusado de abuso sexual y violación por más de una de decena de mujeres, negó este jueves las denuncias en su contra tras la orden de arresto de la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México.
Rechazo rotundamente todas las acusaciones que se están desplegando en mi contra. Jamás he violado, agredido, amenazado, ni usado ningún tipo de violencia en contra de ninguna mujer”, expresó Roemer en un comunicado enviado al periodista Ciro Gómez Leyva, de Radio Fórmula.
La declaración de Roemer, quien fue cónsul de México en San Francisco, se produce un día después de la orden de un juez mexicano para detener al escritor a petición de la Fiscalía de Investigación de Delitos Sexuales.
Además, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) del Gobierno federal bloqueó las cuentas de Roemer, de quien se desconoce su paradero.
Una de las versiones que manejan las autoridades es que el también filántropo está en Israel, que no tiene un tratado de extradición con México.
Estoy enterado a través de los medios de comunicación que se ha librado una orden de aprehensión en mi contra. No conozco las acusaciones que dan origen a la misma ya que no se ha respetado mi derecho a una adecuada defensa ni la presunción de inocencia”, afirmó Roemer en su comunicado.
Las acusaciones contra el diplomático comenzaron en febrero, cuando la bailarina Itzel Schnaas lo acusó de agresión sexual.
Roemer en un inicio negó “rotundamente” en Twitter la primera acusación, pero después borró sus cuentas de redes sociales tras acumularse más de 10 denuncias en un solo mes.
He sido condenado de manera anticipada y se ha desatado en mi contra una campaña de linchamiento público que obedece a diversos intereses. Nunca he hecho nada en contra de la voluntad de otro ser humano”, aseguró Roemer en su boletín.
El escritor apuntó que esta será “la única declaración que emitirá en tanto se desarrollan los procedimientos judiciales y las investigaciones” en su contra.
Roemer ha despertado marchas feministas en su contra, e incluso el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, su casa estuvo blindada ante la posibilidad de que grupos inconformes la vandalizaran.
Según las víctimas, el diplomático tenía siempre el mismo “modus operandi”: con excusas laborales citaba a sus presuntas víctimas en su casa y después de un breve rato hablando de trabajo comenzaban los tocamientos e insinuaciones para, finalmente, en la mayoría de los casos, ofrecerles dinero.
Fuente: EFE