Este viernes el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia anunció que Moscú expulsará a 10 diplomáticos estadounidenses en represalia por sanciones de Washington.

Sergey Lavrov agregó que Moscú añadirá además a ocho funcionarios estadounidenses a su lista de sanciones y que actuará para restringir e impedir que organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos interfieran en la política rusa.

Añadió que, aunque Rusia tiene una posibilidad de tomar “medidas dolorosas” contra negocios estadounidenses en el país, no va a actuar inmediatamente en ese sentido.

El paso del Kremlin sigue a una serie de nuevas sanciones contra Rusia anunciadas esta semana por el gobierno de Joe Biden.

Mientras que Estados Unidos tiene el poder para golpear la economía rusa, Moscú carece de ese tipo de palancas para responder con fuerza similar, aunque pudiera dañar intereses estadounidenses de otras formas en el mundo.

Pese a su retórica acalorada, Moscú casi seguramente se abstendrá de elevar demasiado las tensiones, para evitar provocar medidas punitivas aún más severas por parte de Washington. Algunos expertos pronostican que Rusia y China se van a acercar más entre sí para coordinar sus políticas en medio de las crecientes presiones estadounidenses.

Rusia ha negado las acusaciones de haber tratado de interferir en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020 y de involucramiento en el hackeo de SolarWind a agencias federales, que fueron las actividades que sirvieron de pretexto para las nuevas sanciones. La cancillería rusa advirtió de una represalia “inevitable”, diciendo que “Washington debería darse cuenta de que tendrá que pagar un precio por la degradación de los lazos bilaterales”.