Mal momento eligió López Obrador para ponerse creativo, su propuesta para frenar el flujo migratorio no tiene futuro. En este momento el presidente Biden enfrenta una avalancha de críticas de la oposición y hasta de algunos legisladores de su partido por el aumento en el número de migrantes que están haciendo trabajar horas extra a la patrulla fronteriza
Ya le dijeron que no pero López Obrador insiste, quiere resolver el problema laboral con un programa de trabajadores temporales, una especie de paño caliente que se conoce desde mediados del siglo pasado.
La migración hacia Estados Unidos se reactivó, y además del flujo que sale del Triángulo Norte, está el repunte en el número de mexicanos que están tratando de cruzar la frontera.
El tema, de por sí sensible, se agudizó por el aumento de niños no acompañados que se arriesgan por su cuenta o por la voluntad de sus padres, quienes creen que las condiciones en Honduras, El Salvador y Guatemala, son de mayor riesgo que atravesar medio mundo. Los mandan con un conocido para buscar al pariente que les de cabida cuando logran cruzar la frontera para ponerse en manos de la policía y buscar la reunificación familiar por la vía del asilo o el llamado Acuerdo Judicial Flores.
Biden puso freno a la construcción del muro de Trump lo que desató la ira de un grupo de legisladores republicanos, quienes sostienen que hay una crisis humanitaria y la verdad es que sí, pero es más grave la que viven las ciudades mexicanas de Tamaulipas, Baja California o Chihuahua.
Las cosas se pusieron tan mal que el presidente de Estados Unidos relevó a la exembajadora Roberta Jacobson y encomendó el tema a la vicepresidenta Kamala Harris, quien en breve emprenderá un viaje a la región para entrevistarse con las autoridades, quienes habrán de sentir la mano de alguien que conoce muy bien la problemática porque ha pasado su vida en California y ha sido procuradora del estado.
Antes de su primer encuentro con su similar, López Obrador deslizó la misma idea, minutos antes del encuentro la vocera de la Casa Blanca respondió que no había el menor interés en un programa de trabajadores migratorios.
Y la verdad es que López Obrador refleja que no tiene la menor idea del tema, lo cual se entiende porque han sido contadas las ocasiones que se ha reunido con la comunidad mexicana en Estados Unidos, ninguna en lo que tiene como presidente.
Tal vez por eso cree que un programa que ha sido fallido en México, pero al que él le tiene fe como Sembrando Vida es replicable en Centroamérica. Propone crear un millón de empleos en una primera etapa de tres años y luego otra de tres años más, al término los trabajadores tendrían derecho a solicitar la nacionalidad estadounidense.
Vamos por partes. Igual que en México, los migrantes del Triángulo Norte dejan sus países en busca de mejores oportunidades, para que les paguen seis mil pesos mensuales mejor se quedan en sus poblaciones. Seguramente López Obrador ignora que la hora de trabajo mal pagada anda en los siete dólares, con lo cual los seis mil pesos de marras los pueden ganar en un par de días.
Puso como ejemplo el Tratado de Libre Comercio, alguien debería explicarle que uno de los escollos más complicados de la reciente renovación estuvo en el sector laboral, los sindicatos tanto de Canadá como de Estados Unidos, exigen una sustancial mejoría en los salarios de México.
Menos sabe el presidente de México el calvario que deben pasar los migrantes para llegar a la nacionalización, un estatus que se consigue después de mucho tiempo, dinero y esfuerzo.
Ahora cabe esperar que López Obrador no vaya a salir con esta propuesta en la reunión a la que convocó Biden a 40 líderes del mundo para hablar de cambio climático. Sembrar arbolitos seguro ayuda al planeta, pero no está entre las acciones urgentes para proteger el planeta.