Al desastre de la paupérrima vacunación responden con la inmunidad presidencial gracias a los baños de pueblo. A la grave crisis institucional desatada desde Palacio contra el Instituto Nacional Electoral contestan con una abigarrada defensa de un acusado de violación. Y como si no hubiera miles y miles de muertos por la pandemia y el crimen organizado, la peor caída de la economía en 80 años; el presidente dedica toda una mañana a destilar su encono contra un periodista con un tema de hace 16 años que ya es cosa juzgada.
Así las cosas con el gobierno de México que se ocupa de llenar horas redes con un espectáculo de carpa. Un gobierno cuyas decisiones ya dejaron sin empleo formal o en el subempleo a más de 10 millones y mandaron a la pobreza a unos doce millones que mal o bien sobrevivían con lo que ganaban con su trabajo y hoy están en pobreza laboral.
En estricto sentido no hay tal transformación. La corrupción está intocada, familiares que reciben dinero y hacen negocios, operaciones obscuras y nunca bien explicadas de funcionarios de la administración, el mayor número de asignaciones directas. La familia, al estilo del sexenio pasado en resorts de lujo. Y los temores confirmándose con la mayor crisis económica de los últimos 80 años, la peor gestión de una tragedia que acumula penosos liderazgos como el mayor número de muertos de personal sanitario, el más alto índice de letalidad en el mundo y el segundo lugar con más muertos derivados del Covid-19.
Tal vez el símbolo más acabado lo representen las imágenes de la enfermera que finge vacunar a un adulto mayor y la abigarrada defensa de López Obrador, quien fue del montaje al nerviosismo, tratando de desvirtuar las evidencias que llenaron las redes sociales.
El solo hecho reflejó las consecuencias de haber desarticulado el sistema de salud, que con sus deficiencias funcionaba para los 50 millones del seguro popular, con limitaciones, pero distribuía medicamentos y era uno de los más destacados programas de vacunación en el mundo. Llegó a vacunar hasta 30 millones en un mes.
No vale el pretexto de la concentración de vacunas por los poderosos, en agosto Marcelo Ebrard aseguró que se habían comprometido más de 200 millones de dosis, incluso con pagos adelantados, en octubre el Canciller dijó voz en cuello misión cumplida, asegurando que habría vacunas suficientes. Pero si faltasen evidencias recordemos que el año pasado se compraron menos de 30 millones de dosis contra la influeza para una población de 126 millones y desde hace meses no hay para la protección de los niños. O sea que eso de regatearle a los ciudadanos las vacunas es la marca de la casa.
Los medios no están para ser complacientes, no lo han sido históricamente, aún en los tiempos del control del papel para los periódicos y la concesión controlada de frecuencias de radio y televisión había expresiones críticas; por el contrario, es ahora que se ven ataques nunca vistos contra la libertad de expresión, como la reciente embestida contra la fundación Artículo19 y el permanente hostigamiento desde Palacio Nacional contra los periodistas, analistas, investigadores e intelectules desagradables al régimen, algo nunca visto, los anteriores presidentes hablaban por interpósita persona, ahora la agresión sale de la boca de Andrés Manuel.
Muchos hemos homologado el ser y quehacer de Andrés Manuel López Obrador con mandatarios del pasado, la verdad es que ya no hay necesidad, en poco más de dos años ya imprimió su estilo de gobernar, es un decir. El impacto de sus acciones alcanzará, por lo menos, hasta 2025 y solo por tomar en cuenta el PIB con las cifras actuales; porque si vamos a otros ámbitos, las proyecciones son de pronóstico reservado.