La apertura en Estados Unidos para vacunar a las personas mayores de 16 años contra del COVID-19, la escasez de dosis y la lentitud en los programas en América Latina, está generando una ola de viajes a suelo estadounidense para inocularse.
México ha aplicado poco más de 15.5 millones de dosis, una cifra mucho menor a los 200 millones de antídotos inyectados en EU.
Muchos connacionales van directamente del aeropuerto a centros de vacunación. Hay desde civiles (con los recursos económicos necesarios), políticos, personalidades de la televisión, ejecutivos y hasta un equipo de futbol.
Aunque es difícil de cuantificar, hay un claro flujo de extranjeros que viajan a inmunizarse. Una mexicana que recibió la semana pasada su primera dosis en una farmacia de supermercado en Texas, platicó a El Heraldo de México que tomó la decisión, tras enterarse de que “se iban abrir vacunas para turistas”, además de que amigos y compañeros de trabajo ya lo hicieron.
La residente en la CDMX, que prefirió no dar su nombre, pues en un mes debe de regresar por la segunda dosis de Moderna, argumentó que tomó esa decisión por “la necesidad de sentirse más segura, sin el miedo de que algo nos pueda suceder y dejar a mis hijos (dos) desamparados”.
Otro argumento que la hizo actuar es “la creciente insistencia del Presidente a abrir las escuelas, algo que me preocupa muchísimo, debido a que un contagio entre compañeros es latente, pues mi niño tiene cinco años y es difícil que sigas las normas de sanidad”.
A la entrevistada, de 39 años, le tomó tres días ir y regresar de EU con una inversión de unos 25 mil pesos por persona, sólo presentó su pasaporte como identificación para ser inyectada.
Resaltó que el proceso es extremadamente organizado y rápido. “Nada que ver con México, tristemente allá si respetan hasta la sana distancia”. Quienes van a Estados Unidos deben tener su visa de turista y suficiente dinero para pagar la prueba de COVID para poder viajar, pasaje de avión, hotel, alquiler de auto y alimentos.
«Este es un fenómeno que no habíamos visto antes. Quizá baje de intensidad en un año y medio, cuando se tenga un mayor acceso» a las vacunas, declaró a la agencia EFE Jorge Baruch, maestro en Ciencia Política en Salud Global y jefe de la Clínica del Viajero de la UNAM).
Fuente: Heraldo de Mèxico