Esta semana se terminaron de resolver las candidaturas locales de Morena en la mayoría de las entidades de la República, incluyendo la Ciudad de México. Pero llama particularmente la atención no sólo por ser el partido en el poder, sino porque dieron a conocer las formas y métodos que regirán hacia el futuro en términos de acceso al poder, la calidad de representantes que tendremos los próximos años y su visión de la política.
A nadie sorprende que a pesar de que durante años Andrés Manuel López Obrador se haya pronunciado en contra de la reelección, ahora por sus propios orígenes y de buenas a primeras acepte esa figura tan «prianista», porque la realidad es que ese modelo, está diseñado y pensado para privilegiar y conservar el poder de las elitistas mafias partidarias.
Por otra parte, la ineptitud e ineficacia legislativa y los bodrios jurídicos presentados por el Congreso han sido escandalosamente evidentes, y de pena ajena los ridículos representados tanto en tribuna como fuera de ella por algunos «legisladores», como los de la señora Ney Salvatori o Sergio Mayer, lo que revela es que en realidad Andrés Manuel López Obrador no ha querido enfrentar ni confrontar, y mucho menos resolver la enorme cantidad de pendientes políticos que le deben a la sociedad.
Es obvio que estos casos ya son cosa juzgada y que Morena evitará hacer nuevamente el ridículo con ellos, por el impacto que tendría en las banderas y causas del presente régimen, pero sobre el resto que no han hecho «osos» tan llamativos, pero son impresentables ¿qué pasa? ¿porque avanzan en sus aspiraciones injustificadas? La falta de cuadros y perfiles en Morena de López Obrador que no ven más allá de sus narices, ni les interesa, es evidente.
Sin embargo el verdadero argumento es que no saben ni lo que quieren, ni tienen una clara visión del poder. Sólo lo quieren. Pues resulta que a una buena cantidad de diputados locales se les concedió el privilegio de serlo, no por calidad, capacidad, talento o experiencia legislativa, sino por cantidad. Porque cuanto más hayan chantajeado, con quien se hayan amarrado y amafiado les garantizaba su posibilidad de reelección.
Cuidado! porque justo la herencia de cargos y puestos a las «novias», amigas, amigos, esposas, hijos, sobrinos, primos, etc., es lo que marco el declive del PRIANPRDMC, y que por cierto, hoy seguimos observando en las listas plurinominales de esos partidos.
Tanto en Morena, como en los partidos tradicionales ahora la reelección asume además otro tinte. La colusión entre dirigentes nacionales y «nuevas figuras» locales, a través de presidentes municipales y/o alcaldes.En Morena, los principales artífices son Mario Delgado y Citlali Hernández quienes tras bambalinas, se han amafiado con gobernadores, alcaldes y poderes locales apretando a las dirigencias estatales y la de Héctor García Nieto en la CDMX, para engañar al Presidente de la República y la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, imponiendo su propio juego, sobre todo en los espacios que no son tan visibles, pero que en volúmen son bastantes.
Mientras tanto, reelección o no reelección, cambio o 4T, todos son la misma gata pero ahora con revolcada transformación.
Pobre país…
Y no es pregunta.
