Si para ROMA, Eugenio Caballero transformó reductos de la Ciudad de México a los años 70, ahora para Limbo, de Alejandro González Iñárritu, vestirá fachadas del Centro Histórico con street art, pinturas urbanas.
El ganador del Oscar por el diseño de producción de El laberinto del fauno y El Negro, González Iñárritu, ocuparán calles aledañas al Palacio Nacional para decorarlas.
Los creativos seleccionaron las calles de Correo Mayor y Moneda para secuencias en que se verá una ciudad rica en colores y diseños, pero con dolor.
Cortinas y edificios serán intervenidos, y serán retirados letreros de comercios, lonas y expendios fijos, con ayuda de maquinaria especial para no afectarlos en su estructura y sean daño para sus dueños.
Comerciantes del sitio desconocen si se verán afectados en ventas, pero saben que la producción se puso en contacto con los dueños de negocios.
“Conque no perdamos el día, un día de descanso sirve siempre”, dijo bromista la trabajadora de una tienda de playeras.
Hace casi cuatro años la misma calle de Moneda fue locación de la última entrega de Godzilla, donde decenas de extras corrían.
La zona también ha sido retratada en filmes nacionales como El callejón de los milagros, con Salma Hayek y Daniel Giménez Cacho, que ahora forma parte del elenco de Limbo.
Ayer 200 extras y una pipa con 10 mil litros de agua, ventiladores de dos metros para generar efecto humo se utilizó para Limbo, en el Centro Histórico.
Iñárritu estuvo en el set desde la madrugada, requiriéndose que el alumbrado público se apagara, y la iluminación de los edificios cercanos.
Los semáforos cercanos fueron intervenidos con un filtro negro y se retiraron macetones de la calle Madero, para la secuencia ubicada en un tiempo pasado. También se ocupó para realizar una escena el Museo del Estanquillo.
El agua de la pipa se lanzó para crear efecto de piso mojado.
La secuencia se rodó en dicha arteria entre el Zócalo capitalino y Bolívar, y es una de las más importantes del filme, pues mostraría una escena en estilo apocalíptico, desembocando con cuerpos tirados en el suelo.
La película representa el regreso de Alejandro González Iñárritu a filmar en México, luego de 16 años de ausencia; en 2005 realizó alguna escena de Babel en Tijuana.
Fuente: El Universal