La capital de China y buena parte del norte del país se vieron envueltas este lunes en la peor tormenta de arena en una década.
Los rascacielos del centro de Beijing parecían haber desaparecido de la vista entre el polvo y la arena. El tráfico se vio seriamente afectado y más de 400 vuelos, que representan el 21 por ciento de todos los vuelos en los aeropuertos Daxing y Capital.
La tormenta se formó en el Desierto de Gobi, en la región de Mongolia Interior, según el Centro Nacional de Meteorología. Allí se recomendó el cierre de las escuelas y se reforzó el servicio de autobuses para reducir la exposición de la población a la tormenta.
La calidad del aire en Beijing ya era mala debido a los altos niveles de contaminación. Cuando golpeó la tormenta de arena, la calidad del aire de la ciudad se desplomó a niveles peligrosos, según el Índice Mundial de Calidad del Aire.
Ese tipo de fenómenos es habitual en primavera, cuando la arena de los desiertos occidentales es arrastrada por el viento hacia el este, y afecta a lugares tan lejanos como el norte de Japón.
El Centro Nacional de Meteorología estimó que la arena y el polvo afectarían a 12 provincias y regiones, desde Xinjiang, en el extremo noroccidental, a Heilongjiang, en el noreste, así como a la ciudad costera oriental de Tianjin.
“Esta es la tormenta de arena más intensa que ha visto nuestro país en 10 años, y la que cubre la extensión más amplia”, dijo el centro en su sitio web.
En Mongolia, el departamento de manejo de emergencias informó este lunes que las fuertes tormentas de arena dejaron un saldo de seis personas muertas y al menos 81 desaparecidas.
Además, los equipos de rescate del país han encontrado a 467 personas con vida de las 548 que desaparecieron sin dejar rastro tras la tormenta y por el momento continúan la búsqueda de las restantes.