Un 37% de los israelíes ya se han vacunado, pero lo más espectacular es que un 22% ya ha recibido las dos dosis. La consecuencia: en tres semanas los casos han caído un 41% y un 31% las hospitalizaciones. Pese a todo, los expertos advierten: queda mucho para cantar victoria
Una palestina recibe la vacuna distribuida por Israel en Dura, Cisjordania.
“Queremos ser el laboratorio del mundo”. Visiblemente satisfecho, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, aprovechó su discurso en el Foro Davos, el pasado 27 de enero, para proponer a su país como una caso experimento global sobre la eficacia real de la pandemia.
Para ese entonces, el pequeño estado de Oriente Medio -9.5 millones de habitantes- ya era líder mundial en vacunación contra la COVID-19. Desde entonces, la ventaja no ha hecho sino aumentar.
Según el rastreador de vacunas del diario “The New York Times”, hasta este sábado 5 de febrero, el 60 por ciento de la población ya había recibido una o dos dosis de la vacuna; 50 puntos por arriba de Estados Unidos. Pero si la cifra de israelíes vacunados es espectacular -teniendo en cuenta que la campaña de vacunación comenzó hace apenas seis semanas- mucho más lo es la cifra de personas que ha recibido ya las dos dosis para quedar inmunizados: 22%.
A este ritmo, el anuncio del gobierno israelí de que el objetivo es lograr inmunizar a toda la población a finales de mayo no es en absoluto descabellado.
«Lo importante no es lo que hemos hecho por Israel sino que Israel puede servir como un caso de prueba global», reiteró Netanyahu en Davos. Pues bien, nueve días después de su propuesta, “ya vemos luz al final del túnel”, como dijo el miércoles la canciller Angela Merkel, por lo general muy cautelosa a la hora de hacer anuncios.
Datos para la esperanza.
En las tres últimas semanas de vacunación masiva -en muchos casos sin bajarse del coche-, que coincidieron con con el tercer confinamiento nacional y el cierre temporal del aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv (el único internacional), el número de contagios se desplomó un 41 por ciento, el número de hospitalizaciones un 31 por ciento y el número de enfermos en estado crítico un 24 por ciento. El 2 de febrero, la cifra de muertos fue de 72, la del 4 de febrero bajó a 19.
“Lo decimos con cautela: La magia ha comenzado”, tuiteó a principios de semana Eran Segal, biólogo del Instituto de Ciencia Weizmann y coautor del último estudio sobre el impacto de la vacuna en Israel.
Mejor incluso de lo esperado.
De hecho, otro dato para la esperanza es que, de las 715 mil 425 personas que ya han recibido dos dosis, sólo 350 se contagiaron de forma leve y sólo 16 tuvieron que ser hospitalizados.
“No hay tal varita mágica”.
Pese a la euforia apenas contenida por uno de los autores del estudio, el otro responsable, Hagai Rossmann, advirtió que no se puede bajar la guardia, que todas las medidas contra la pandemia -cubrebocas, lavado de manos, distanciamiento o aislamiento social- deben seguir en pie, al mismo tiempo que no debe se debe frenar la campaña de vacunación.
“El mensaje al mundo es que, incluso si (otros países) logran estos niveles de vacunación de locura, incluso si lo logran, tenemos que ser pacientes: No existe una varita mágica”.
(Con información de The New York Times y EFE).
Fuente: La Crónica de Hoy