«Los estudiantes, los profesores y sus allegados del Colegio de Ciencias de Kagara recuperaron la libertad y son recibidos por el gobierno local», anunció Abubakar Sani Bello, gobernador del estado de Níger, ubicado en el centro-oeste de Nigeria, región azotada por los grupos criminales.
A mediados de febrero, hombres armados atacaron esta escuela pública de enseñanza secundaria de Kagara matando a un estudiante y secuestrando a 27 alumnos, tres profesores y 12 miembros de familias del personal.
Los «bandidos» siembran el terror en las poblaciones locales, realizan secuestros masivos a cambio de pago de rescate, saquean pueblos y roban ganado desde hace varios años, especialmente en el noroeste y centro-oeste de Nigeria.
Pero últimamente, multiplican también los secuestros en las escuelas.
El viernes, 317 adolescentes escolarizadas en el estado de Zamfara, en el noroeste, fueron secuestradas en sus dormitorios en común. Las fuerzas de seguridad, acompañadas por pobladores en cólera, lanzaron un operativo de rescate.
Ese mismo día, padres de estudiantes secuestradas atacaron el convoy oficial que quería llegar a la escuela, hiriendo de gravedad en la cabeza a un periodista local.
Este sábado por la mañana, la situación era más calma, según testimonios recogidos por la AFP.
«Chantaje»
A principios de diciembre, 344 alumnos fueron secuestrados en una escuela de Kankara, en el vecino estado de Katsina, antes de ser liberados una semana más tarde.
Ante cada nuevo secuestro masivo, las autoridades federales o locales afirman no pagar rescate para la liberación de los rehenes, algo que es poco probable según los expertos en seguridad que temen que este tipo de delito se multiplique en la región.
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A principios de febrero, Awwalun Daudawa, responsable del secuestro de Kankara, se entregó a las autoridades a cambio de un acuerdo de amnistía, durante una ceremonia pública en presencia de un grupo de periodistas.
Según el experto Yan Saint-Pierre, que dirige el centro de análisis en seguridad Modern Security Consulting Group, esto envía una mala señal a los criminales.
El viernes, el presidente Muhammadu Buhari, muy criticado por la situación catastrófica en materia de seguridad en el norte de Nigeria, afirmó que no «cederá al chantaje» de los bandidos en el caso de las chicas secuestradas en Zamfara.
Violencia, extrema pobreza y desescolarización
Su número es incierto, pero estos grupos atraen cada vez más a jóvenes desocupados en esas regiones, que registran más de 80% de pobreza extrema en su población.
«No se puede decir cuántos son exactamente», explica a la AFP Nnamdi Obasi, analista para Nigeria de International Crisis Group (ICG). «Se dividen, se reagrupan, forman alianzas entre ellos… Y solamente en el estado de Zamfara, se estima que hay unos 40 lugares» donde viven y se ocultan, continúa.
Algunos de estos grupos cuentan con cientos de combatientes y otros apenas con unas decenas. Varios de ellos tienen fuertes lazos con los grupos yihadistas presentes en el noreste del país.
La violencia criminal de estos grupos ha dejado más de 8.000 muertos desde 2011, y ha forzado a más de 200 mil personas a huir de sus casas, según un informe del grupo de reflexión del International Crisis Group (ICG), publicado en mayo de 2020.
La otra preocupación frente a esta nueva tendencia es que esos secuestros fomentan cada vez más la desescolarización de los niños, y particularmente de las chicas, en esta región que cuenta ya con la cifra más alta de niños que no van a la escuela, según el ICG.
Fuente: El Sol de México / Google Noticias / EFE