René Bejarano está de regreso, reincorporándose pública y activamente al escenario nacional con todo y sus viejas prácticas, a la campaña más agresiva de su vida.
Como olvidar aquellas vergonzosas imágenes protagonizadas por Bejarano, recibiendo y guardando fajos de billetes en todos los bolsillos de su traje, bueno lo vimos guardarse hasta las ligas del dinero que estaba recibiendo del empresario Carlos Ahumada en sus oficinas, allá por los rumbos de San Ángel, en la alcaldía donde tenía asentados sus dominios, a través de los cuales impuso primero a su incondicional Leonel Luna Estrada y posteriormente a Eduardo Santillán.
A raíz de estos hechos tuvo que permanecer ausente del escenario público alrededor de 15 años. Esto no significó que se alejara de la política, ya que durante ese tiempo impulsó a su incondicional aliada y principal acuerdo político: Dolores Padierna. Así, la hizo Secretaria General del PRD cuando los Chuchos tenían hegemonía; Senadora de la República plurinominal por el mismo partido, Diputada Federal por Morena y ahora la quiere insertar, por segunda ocasión y a como de lugar en la alcaldía Cuauhtémoc.
Rene Bejarano, reunía en sus tradicionales «homilías» a la gente que enseñó la doctrina de política piramidal, cuotas de votos por secciones, movilización por cada «x» número de movillzadores, ocupación de espacio público a través de comerciantes informales, organización y promoción de los mismos, invasores de predios y tráfico de distintos productos. Jamás se detuvo. Unos años con más gente, otros con menos, pero disciplinadamente el señor de las ligas ha seguido activo.
A su paso por el PRD, en varias ocasiones llevó los procesos electorales al límite, para de esta manera presionar y obtener una candidatura a diputado plurinominal. Aun cuando los Chuchos no aceptaron y aguantaron la presión, ya que el costo de revivir al icono de la corrupción, en imagen y percepción era muy alto, terminaron pagándole a través de Dolores Padierna.
Ahora, a partir del conflicto de Ricardo Monreal con Claudia Sheinbaum, el profesor Bejarano fiel a su estilo, nuevamente reactiva sus redes, agacha la cabeza -como lo hizo desde que se fundó Morena- y pide perdón en tiempos de redención política e intenta aprovechar el falso puritanismo obradorista.
De esta manera y mediante un supuesto ‘acuerdo’ con la Jefa de Gobierno, pone en la mira de sus ambiciones junto con su socia política, a la alcaldía Cuauhtémoc, con el argumento de derrotar a Monreal y a su hijo político Néstor Núñez. Por otra parte, acelera en la Alcaldía Álvaro Obregón con una incipiente política de apellido Morales, para intentar asegurar una u otra posición, y al mismo tiempo se promueve para regresar al circo romano. Aspira ser diputado federal plurinominal.
Es una incoherencia que este tipo de personajes, símbolo y ejemplo de la Corrupción represente a la «puritana e inmaculada» 4T. Es una vergüenza que Bejarano y sus secuaces, sean un ejemplo político para las siguientes generaciones. La sola idea de que puedan ocupar un cargo público o de elección, demuestra la incongruencia de lo que políticamente tanto han criticado en el discurso Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, porque en los hechos demuestran que son iguales, muy iguales a los otros.
¿Acaso no tienen habilidad y capacidad para negociar con otros actores políticos? ¿De verdad en este país es lo único que hay?
Yo creo que no. Estoy segura qué hay muchos y más capaces…
¿Por que no mejor dan una verdadero mensaje de construcción política?
Precisamente ahora, al inicio de las verdaderas negociaciones en Morena, la elite de ese partido a nivel nacional encabezada por el propio Presidente de la República y sus operadores Gabriel García, Alejando Peña, Julio Scherer, y el la CDMX con Claudia Sheinbaum, Alfonso Suárez del Real, Héctor García Nieto, César Cravioto y Citlali Hernández deberían poner mucha atención sobre el tema, porque ojo, les puede generar una altísima volatilidad.
Y no es pregunta.