El Consejo reconoció el papel de la inmunización extensiva contra COVID-19 como un bien público mundial para la salud.
La resolución elaborada por Gran Bretaña y copatrocinada por 112 países reiteró su demanda de un cese general e inmediato de las hostilidades en todas las situaciones de su agenda, exigiendo también que todas las partes en los conflictos armados se comprometan de inmediato en una pausa humanitaria duradera, amplia y sostenida para facilitar la equidad, seguridad y entrega y distribución sin obstáculos de vacunas COVID-19 en áreas de conflicto armado.
El Consejo de Seguridad manifestó preocupación porque “no fue atendido a cabalidad” un llamado a favor de una tregua en todos los conflictos para enfrentar la pandemia de coronavirus, el primero de los cuales lo hizo el secretario general de la ONU, Antonio Guerres, el 23 de marzo de 2020.
La embajadora de Gran Bretaña ante la ONU, Barbara Woodward, actual presidenta del Consejo, anunció el resultado de la votación realizada por correo electrónico, debido a que el órgano se ha reunido de manera virtual. Señaló que la resolución “contribuirá a llevar vacunas a 160 millones de personas que se encuentran en zonas de conflicto o que han sido desplazadas por conflictos”.
“Este es un primer paso”, subrayó, y requerirá un mayor esfuerzo internacional.
Sin embargo, Woodward dijo que el gran número de copatrocinadores y la aprobación unánime del consejo son “un firme testamento del compromiso internacional para concretar ese propósito”.
“Obviamente, cada una de estas situaciones necesitará ulteriores negociaciones a nivel de país, e incluso de campo y local”, apuntó. “Y hemos solicitado al secretario general que informe donde se encuentren los obstáculos para esto”.
La resolución aprobada el viernes reconoce “que los conflictos armados pueden exacerbar la pandemia de COVID-19 y de manera inversa, la pandemia puede exacerbar las repercusiones humanitarias adversas de los conflictos armados, así como exacerbar las desigualdades”.
Fuente: La Razón