La llegada del COVID-19 trajo cambios a todo nivel y uno, que no tuvo distinción en el mundo, fue en la educación, ocasionando que colegios y universidades de todo el planeta cierren sus espacios físicos para evitar la propagación del virus. Según la UNESCO, más del 55% de estudiantes matriculados en el 2020 dejaron de asistir a sus centros de enseñanza: desde preescolares hasta universitarios.
Esta nueva realidad obligó a los centros educativos a migrar a un modelo educativo valiéndose, entre otros, de canales digitales para educar. Internet resultó ser una vía para llegar a un número significativo de estudiantes y algunas herramientas, sin ser netamente para la educación, se utilizaron ante esta necesidad. El servicio de videoconferencia Zoom se convirtió en una gran herramienta para dictar clases y enseñar. Fue tan requerido que incluyó nuevas características dirigidas a maestros para que mejoren sus clases virtuales.
Sin embargo, existen herramientas virtuales orientadas íntegramente a la educación. Estas son llamadas LMS, siglas de Learning Management System o, en español: Sistema de gestión de aprendizaje. Ejemplo de ellas es Moodle, una plataforma diseñada para brindar a profesores y estudiantes un sistema para crear ambientes de enseñanza y de aprendizaje personalizados. Hacia el mes de agosto, Moodle, con más de 10 años de creación, ya contaba con más de 200 millones de usuarios.
Otra LMS es Blackboard Learn, un entorno de aprendizaje virtual y un sistema de gestión del aprendizaje que puede darse de manera sincrónica como asincrónica. Es decir, en transmisiones en tiempo real o haciendo uso de la plataforma para revisar lecciones, comentar foros, etc. UPC ofrece este LMS a sus alumnos desde el año 2013 a través de su Aula Virtual, por lo que estuvo a la altura de la nueva realidad y logró iniciar sus clases sin retrasos durante el estado de pandemia.