La cuenta atrás está a punto de llegar a su fin, Donald y Melania Trump se mudarán de la Casa Blanca el próximo 20 de enero, cuando Joe y Jill Biden tomen posesión como presidente y primera dama de Estados Unidos, respectivamente. A pesar de los disturbios ocasionados por los seguidores de Trump en Washington esta semana, el presidente saliente finalmente accedió a tener una transición pacífica para dar inicio al mandato de Joe Biden.
Al inicio de cada administración, es común que existan reformas dentro de la residencia oficial del presidente. Mientras Joe Biden se prepara para asumir el cargo, su esposa, la profesora Jill Biden, ha empezado a preparar su llegada al que llamarán su hogar en los próximos cuatro años. Quedan sólo 12 días para que ambos se muden al 1600 de Pennsylvania Avenue.
De acuerdo con los documentos de adquisiciones federales, que obtuvo el portal estadounidense TMZ, se revela que se gastarán un millón de euros para renovar los baños dentro del edificio del Ala Este de la Casa Blanca, el complejo que tamibén alberga un cine privado y las oficinas de la primera dama actual, donde probablemente Jill pasará menos tiempo que sus antecesoras
Hasta el momento, el portal ha revelado que la adjudicación del proyecto se llevará a cabo por Holmes Mechanical Contractors, una empresa local especializada en todo tipo de grandes reformas que ya tiene experiencia con la Casa Blanca y otros organismos federales.. Además de la renovación de los baños, está programada una limpieza a fondo presupuestada en torno a 100.000 euros, al igual que una desinfección de alfombras en las 132 habitaciones del complejo, justo antes de la llegada de la nueva familia presidencial.
Hay que recordar que al igual que Jill, al inicio de la era Trump, Melania exigió reformas para su dormitorio independiente —aunque fue su marido el que tuvo la última palabra sobre el color de las paredes—, como reveló la directora de eventos Stephanie Winston Wolkoff, una de las ex mejores amigas de Melania en los años neoyorquinos. Según Wolkoff, la Casa Blanca no estaba a la altura de lo que quería la primera dama. Que, tras la última reforma, convirtió su parte del Ala Este en su espacio privado particular, con dormitorio, vestidor y tocador a su disposición, aparte de un gimnasio privado.
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