Omar Marroquín, de 26 años de edad y habitante de Ciudad de México, está luchando contra los 38 grados de fiebre. Y aunque le ha bajado en las últimas 28 horas, sigue con dolor en su brazo izquierdo y siente el cuerpo cortado. Su organismo está presentando una reacción inmunológica, pues el pasado 7 de enero le fue administrada la vacuna contra el virus SARS-CoV-2, en un ensayo clínico de fase 3 de CanSino Biologics.
“Me siento como si estuviera saliendo de una gripe”, afirmó Omar, uno de los 15 mil voluntarios que desde el pasado 17 de noviembre participan en la fase 3 de la vacuna de la farmacéutica china CanSino, aquella por la que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha puesto toda su esperanza para una inmunización masiva para los adultos de 60 años y más “porque es una sola dosis y no requiere refrigeración”.
En entrevista con La Razón, el joven explica que desde diciembre solicitó participar en esta prueba, que concretamente es un factor de adenovirus llamado Ad5-nCov, es decir, “no es el virus (SARS-CoV-2) atenuado, sino que es un adenovirus de la gripa al que le agregan una espícula, que digamos, son las espinas por donde entra el virus (que provoca Covid-19) a la célula. Por eso me animé a ser voluntario, porque es un adenovirus atenuado, no me va a pasar nada, ni la gripa.
“Se siente muy satisfactorio prestar mi cuerpo para la ciencia. Me siento muy feliz por participar en una de varias posibles soluciones para acabar con la pesadilla del siglo en que se ha convertido la pandemia de Covid-19”, declaró.
A principios del mes pasado, Omar vio la convocatoria para ser voluntario. Inicialmente llamó al Instituto Nacional de Ciencias Médicas, pero no le resolvieron nada. Finalmente llamó al Instituto Nacional de Pediatría, llenó el formulario y dos semanas después le informaron que fue seleccionado para la prueba. Entre los requisitos para ser voluntario, es que fuera mayor de 18 años y no hubiera sido contagiado previamente por el virus que causa el Covid-19.
“Al llegar había como 10 personas formadas. Te dan un formulario que te piden que leas, luego te pasan con médicos. Te preguntan alergias, padecimientos, también te miden, te pesan, te revisan la presión y te advierten algo que me sorprendió, porque no te lo mencionan antes. Me dijo una doctora: ‘si tú aceptas ponerte ahora la vacuna, no te puedes poner otra vacuna en lo que dura todo el ensayo clínico, que es de un año’”, contó el joven.
El no poder ponerse otras vacunas es una condición importante, pues el ensayo para esta vacuna es una moneda al aire, pues se trata de una prueba aleatoria, donde a algunos voluntarios sí se les inyecta la vacuna y a otros sólo un placebo. Ni los pacientes ni el personal médico saben cual se les suministra.
“Yo sabía que probablemente podrían administrarse el placebo, y dije que sí, todo por la ciencia. Pero una señora que estaba a un lado, que tenía como 60 o 65 años, se retractó, porque dijo: ‘ah, no, a mí no me conviene, porque yo puedo vacunarme en febrero’”, explicó Marroquín.
Esta semana la subsecretaria para Asuntos Multilaterales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Martha Delgado, detalló que para este ensayo clínico participaron unos 15 mil voluntarios. Agregó que si para mediados de mes los resultados son satisfactorios, la vacuna CanSino, de producción chino-canadiense, podrá ser aprobada por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y suministrada este mismo mes.
El pasado 3 de enero, el Presidente Andrés Manuel López Obrador informó: “la vacuna CanSino de una farmacéutica China, tenemos un contrato de 35 millones de dosis, el compromiso es que nos entreguen 2 millones en enero, 3 millones en febrero, 3 millones en marzo y así hacia adelante. Ya tenemos firmado este acuerdo”.