En un 2020 marcado por la recesión global provocada por el COVID-19, la economía china fue de las pocas en resistir al crecer 2.3 por ciento gracias al control de los contagios, la demanda internacional de productos relativos a la pandemia o las políticas de estímulo impulsadas por las autoridades.
A pesar de suponer la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) más baja desde 1976, la cifra publicada hoy por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) es “mejor de lo esperado”, y también lo es para los analistas e instituciones internacionales, que pronosticaban un avance de en torno al 2 por ciento.
De cumplirse las previsiones a nivel mundial, los datos confirmarían a China como una de las pocas economías globales en registrar expansión económica en 2020 y, especialmente, como la única de las potencias en conseguirlo.
En términos nominales, la riqueza total de China ascendió el año pasado a 101.6 billones de yuanes (15.68 billones de dólares), una cifra muy celebrada por la prensa oficial debido a que es la primera ocasión en la que el indicador supera el centenar de billones.
“En los últimos 20 años, nuestro PIB se ha multiplicado por diez, y esperamos que (el PIB de China) suponga 17 por ciento del total mundial en 2020 por segundo año consecutivo”, explicó el director de la ONE, Ning Jizhe, en una rueda de prensa celebrada en Beijing.
Las autoridades hablan de una “recuperación sostenida” a lo largo de un año que comenzó con un desplome económico de 6.8 por ciento interanual entre enero y marzo, los meses más duros de la pandemia en China, que vinieron acompañados de semanas de parálisis económica tras el Año Nuevo lunar.
No obstante, la reactivación de la actividad a partir de abril supuso aumentos de 3.2 por ciento en el segundo trimestre, de 4.9 por ciento en el tercero y, finalmente, de 6.5 por ciento interanual en el cuarto, cifra que no solo supone un regreso a las tasas de crecimiento previas a la pandemia sino el mayor avance trimestral en dos años.
Cabe recordar que, por primera vez desde 2002, China no se marcó un objetivo específico de crecimiento para 2020 debido a la pandemia.
En 2020 las rentas disponibles per cápita se elevaron 2.1 por ciento ajustado interanual hasta situarse por encima de los 32 mil yuanes (4 mil 960 dólares), muy por debajo del avance de 5.8 por ciento de 2019.
“El crecimiento de los ingresos todavía está por alcanzar los niveles anteriores a la pandemia. (…) Como el sector privado supone más de 85 por ciento del empleo urbano, se necesita una recuperación sostenida que impulse las rentas para una recuperación económica completa”, advierte Jingyang Chen, economista de HSBC.
Conseguidos estos hitos, ahora el debate en Beijing parece centrarse en la manera y el momento de ir retirando las políticas de estímulo introducidas a lo largo de 2020 para reducir los riesgos financieros y de apalancamiento.
También se hicieron hoy públicos otros datos como las ventas minoristas, que cayeron 3.9 por ciento interanual, y la producción industrial, que avanzó 2.8 por ciento en el global del año.
Algunos analistas apuntan que la recuperación en China ha venido dada por el lado de la oferta más que por el de la demanda, poniendo como ejemplo el hecho de que en diciembre las ventas minoristas crecieron menos de lo esperado (+4.6 por ciento) mientras que la producción industrial batió los pronósticos (+7.3 por ciento).
“Hay un margen tremendo de crecimiento en el consumo doméstico (…), tenemos que mejorar el poder adquisitivo de los residentes y mejorar nuestras políticas de consumo”, reconoció hoy Ning, quien prefirió centrarse en la diversidad de industrias y la “fluidez” de la logística china, que permitieron satisfacer la demanda internacional de productos médicos o electrónicos, muy requeridos en la pandemia.
El consumo crecerá a corto plazo debido a que los hogares gastarán los ahorros extra acumulados durante un 2020 en el que los ciudadanos optaron por la prudencia ante la incertidumbre de la evolución económica, prevé Julian Evans-Pritchard, analista de la consultora Capital Economics.
Por otra parte, la inversión en activos fijos creció 2.9 por ciento, y la tasa oficial de desempleo urbano se mantuvo en los mismos niveles que en 2019 al situarse en 5.2 por ciento.
De cara a 2021, las autoridades saben que la pandemia sigue siendo un peligro, máxime cuando en China se están registrando rebrotes no vistos desde hacía meses, algo que pone en peligro el transcurso normal de las celebraciones del Año Nuevo lunar, tradicional época de consumo al tratarse de la festividad más importante del año en el país asiático.
“Las bases de la recuperación económica en China todavía no son estables”, indicó Ning, quien reconoció las “incertidumbres” que estos últimos rebrotes han supuesto a nivel económico pero aseguró que los riesgos son “controlables” gracias a la “experiencia acumulada” en la lucha contra la pandemia y a las campañas de vacunación recientemente iniciadas en el país.
Para Tommy Wu, analista de Oxford Economics, los temores a los rebrotes y el descenso de los viajes por el Año Nuevo con respecto a las previsiones podrían afectar a la evolución del primer trimestre, aunque descarta un “gran impacto económico” debido a la gestión que China ha hecho de anteriores rebrotes.
Para el global del año, el experto cree que el crecimiento irá gravitando hacia áreas como el consumo y la inversión corporativa, alejándose así de la infraestructura y la inversión inmobiliaria.
Evans-Pritchard prevé que la fuerza del último trimestre de 2020 se traslade a la primera mitad de 2021 gracias al efecto que todavía tienen los estímulos sobre la industria o la construcción, así como al efecto de las reducidas bases comparativas de los dos primeros cuartos del año pasado.
Sin embargo, el analista cree que, a medida que se extiendan las vacunaciones a nivel mundial, la demanda de productos chinos caerá, y que Beijing retirará parcialmente sus políticas de ayuda a lo largo del año, por lo que espera tasas de crecimiento menos espectaculares en la segunda mitad de 2021.
Fuente: EFE