Donald hoy es como era a los tres años: incapaz de crecer, aprender o evolucionar, incapaz de regular sus emociones, moderar sus respuestas o captar y sintetizar información. Mary L. Trump, PH.D. Siempre demasiado y nunca suficiente.
Contra lo que algunos pronosticaban, el sistema electoral de Estados Unidos funcionó, una vez más. Podrá gustar o parecer antediluviano, pero no va a cambiar, en consecuencia, el 20 de enero se va Donald Trump, porque perdió porque Biden tuvo más de 80 millones de votos ciudadanos y 306 electorales. Las triquiñuelas que acostumbra practicar con demandas se estrellaron una tras otra con las secretarías de estado y tribunales, muchos de ellos republicanos.
Es verdad, aún le queda más de un mes para crear zozobra e incertidumbre, pero otra vez, cuando en un país funcionan las instituciones y hay sistema de equilibrio, las locuras desde la Casa Blanca, casi siempre son reversibles.
Y sí, veremos un mundo de la comunicación diferente, ya verán que los tuits de @realdonaldtrump no tendrán el mismo impacto y seguimiento al que nos acostumbraron medios y redes en los últimos 4 años.
Bueno, hay una posibilidad, que caminen todos los juicios que tendrá que atender el todavía inquilino de la Casa Blanca, salvo que el Presidente Electo, Joe Biden, le extienda inmunidad o que el propio Trump encuentre la forma de autoindultarse.
Hay voces que ubican a Trump de regreso en el 2024, será muy difícil, para entonces tendrá 78 años, los mismos que Biden, pero sin el oficio político para construir un proyecto que recomponga al Partido Republicano que ha perdido rumbo, precisamente por los 4 años de la presidencia de Trump.
Lo que es un hecho es que hay más de 74 millones de ciudadanos que votaron por Trump o por el Partido Republicano a los que Biden tendrá que sumar o por lo menos atemperar para superar la polarización de los años recientes. En particular la brecha que se generó entre quienes viven en las zonas rurales, suburbanas, que carecen de educación superior o que simplemente están hartos de los políticos.
En el plano internacional los problemas no son menores, recuperar el papel de líderazgo que se erosionó con los aliados naturales de Estadods Unidos, países y organismos, retomar acuerdos como el que se tenía con Irán, el protocolo de París e incluso el de armas con Rusia, la salida de tropas de Afganistán e Irak, volver al tema de Siria, las implicaciones del cambio de sede de la Embajada con Israel y en general todo el asunto de Medio Oriente.
¿Y México? Ya veremos, hay quienes creen que el desaire del gobierno de López Obrador al demorar la felicitación al presidente electo se superará pronto por la importancia de la vecindad y las relaciones bilaterales; ojalá así sea, porque lo que ya se puede anticipar es que hay temas en el renovado tratado comercial que van a traer serios desafíos para México.
Por lo pronto la buena noticia para el mundo es que no habrá cuatro años más de Trump, lo que significa un freno a la tendencia populista y autoriaria que ha venido creciendo en el mundo, aunque todavía queden algunos exponentes en Brasil, México, India, Polonia y otras localidades.