El Papa Francisco cumple 84 años este jueves y será el octavo cumpleaños que celebra desde que fue elegido Papa, una celebración que en esta ocasión estará marcada por la pandemia del nuevo coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan.
Aunque no aparece ningún evento especial en la agenda del Vaticano de este jueves, es previsible que el Papa lo celebre trabajando, como en años anteriores, cumpliendo con su agenda habitual de citas.
En su anterior cumpleaños, Bergoglio recibió miles de correos electrónicos, mensajes en redes sociales y cartas de felicitación, de ciudadanos y líderes religiosos, también del Papa Emérito Benedicto XVI.
Durante los últimos años, Francisco no ha dejado de pedir que recen por él y también ha mostrado su deseo por una «vejez», sede de sabiduría, «tranquila, religiosa, fecunda y gozosa», tal y como expresó durante la Misa con los cardenales el 17 de diciembre de 2016.
Este jueves será su octavo cumpleaños dentro de la Muralla Leonina, pero muchos los pasó al otro lado del Océano Atlántico, en su ciudad natal, Buenos Aires (Argentina).
Bergoglio, nacido en 1936, hijo de emigrantes piamonteses, tiene pasión por la música, en particular por la Ópera, que seguía en la radio cada sábado por la mañana, y por el fútbol.
Estudió y aprendió varios oficios y luego se graduó como técnico químico, pero el horizonte de su vida cambió y en 1958 entró en el seminario optando por realizar su noviciado entre los Padres Jesuitas. Fue en este período cuando una enfermera salvó su vida al convencer a un médico para que le administrara la dosis correcta de antibiótico para tratar una pulmonía.
En 1969 fue ordenado sacerdote. Ese día, su abuela Rosa le entregó una carta, dirigida a todos sus nietos. El joven Jorge Mario la guardaba en el breviario: «Tengan una vida larga y feliz. Pero si en unos días el dolor, la enfermedad o la pérdida de un ser querido los llenan de desesperación, acuérdense que un suspiro ante el Tabernáculo, donde está el mártir más grande y venerable, y una mirada a María, que está al pie de la cruz, podrá dejar caer una gota de bálsamo en las heridas más profundas y dolorosas».
En 1973 fue nombrado provincial de los jesuitas de Argentina; en 1992 recibió la ordenación episcopal y el 28 de febrero de 1998 fue nombrado arzobispo de Buenos Aires, primado de Argentina. En el consistorio del 21 de febrero de 2001, Juan Pablo II lo creó cardenal.
El 13 de marzo de 2013 Bergoglio se convirtió en el primer Papa venido de las Américas, el primer jesuita y el primero en elegir el nombre de Francisco, como el Santo de Asís que se preocupó por los pobres, los últimos, los enfermos y las criaturas de la Tierra, las mismas preocupaciones que están marcando su pontificado.
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