“La gente más cercana que tengo en mi vida ha sido Aristóteles Sandoval, vengo a despedir a mi amigo, a mi hermano, tengo que estar con su familia”, fueron las palabras de Francisco Ayón, amigo del exgobernador de Jalisco desde la juventud, a su llegada al velorio la noche de este viernes.
La familia de Sandoval Díaz, quien murió asesinado durante la madrugada, difundió una invitación a sus familiares y amigos para que llegaran a la capilla vestidos de blanco, en rechazo a cualquier tipo de violencia.
Su esposa, Lorena, pidió entre sollozos que su muerte ayude a combatir el crimen y se retiró hacia dentro del recinto en avenida México.
Desde las ocho y media de la noche comenzaron a llegar a la funeraria sus allegados. Miguel Castro Reynoso y su esposa fueron de los primeros, quienes entraron presurosos sin dirigir palabras a la prensa que llamaba al compañero del velado.
Pablo Lemus y Mauricio Navarro pasaron para dar sus condolencias a la familia. Sus padres, Leonel y Sagrario, ingresaron también. Su madre rompió en llanto desde el ingreso y se abrazó con su gente dentro del lugar.
Afuera, decenas de coronas poblaban las paredes de la funeraria, a un lado de la fila que se formó para esperar a que los dejaran ingresar, pues pasaban de grupos de diez en diez. Héctor Pizano y Alberto Uribe tuvieron que esperar un poco para entrar.
Hacia las nueve de la noche ya había un tumulto fuera del recinto, todos con cubrebocas pero cercanos, compartiendo saludos y abrazos, lamentando la muerte del exgobernador que yacía dentro, en la intimidad con su familia y sus amigos.
“El gran tema es que los cárteles no tengan el dinero, la impunidad y la fortaleza que tienen hoy, y lo que primero tienes que atacar es su financiamiento”, resumió Ayón, hastiado por las preguntas de los reporteros, sobre la respuesta a la violencia que sorprendió a los jaliscienses este día.