El año entrante, el 2021, mantiene la interrogante sobre el desempeño económico de ser una reactivación acelerada o un rebote que presenta un crecimiento por la recuperación de los sectores afectados por la emergencia sanitaria.
Hasta el momento todo parece indicar que será un crecimiento inercial porque no se han visto esfuerzos adicionales del sector privado y de los gobiernos para impulsar una economía más vigorosa.
La inversión privada se encuentra a la espera de un clima de negocios más benévolo, o menos incierto, ya que se deben legislar aspectos como la subcontratación, estímulos a las pequeñas y medianas empresas (pymes) para que enfrenten la cuesta 2020 y 2021, ya que el crédito de 25 mil pesos no ha sido suficiente para este sector, pagos diferidos en los servicios, etc.
El sector privado insiste en que se deben tener una política menos agresiva contra el capital privado y de ser posible, atraerlo e impulsarlo con la certidumbre en las inversiones.
De mantenerse la relación áspera entre el sector público y privado (aunque se tengan paquetes anunciados de infraestructura) no será suficiente para alcanzar el 3.6 por ciento de Producto Interno Bruto (PIB) que plantea la administración federal.
El sector privado también deberá hacer un esfuerzo adicional al realizado por mantener los empleos, pagos de servicios e impuestos, para revitalizar el desempeño económico del país.
Las inversiones que tiene contempladas desde hace más de un semestre debería de pensar en liberarlas de acuerdo a lo posible para mejorar el ambiente económico y no seguir en una restricción para el crecimiento de los negocios y de la economía.
En fin, el 2021 en el que se prevé no se presenten más cambios que provoquen incertidumbre en el mundo de los negocios deberá tener una respuesta conjunta de los gobiernos y del sector privado para mejorar el desempeño y lograr crecimientos que durante la transformación de México están ausentes.
Fuente: https://dnf.com.mx/