Crónica confirmó ya 39 infectados en un hospital abocado a la atención del coronavirus: el San José, ubicado en la ciudad de Monterrey y el cual forma parte de la red TecSalud.
Los casos fueron admitidos a este reportero por la Secretaría de Salud del gobierno federal.
El nosocomio ya referido es el único en México con incidencia. El primer infectado se notificó a la Dirección General de Epidemiología desde finales de julio, aunque ni las autoridades sanitarias ni las hospitalarias lo informaron.
El problema queda revelado hasta ahora, cuatro meses después, tras la investigación de este diario derivada de denuncias ciudadanas.
Desde entonces, y hasta el último corte de esta semana, los casos suman 39… De ese total, 10 han presentado síntomas graves de la infección, la cual se manifiesta no sólo en la piel, sino también en el torrente sanguíneo. De los 10, nueve padecían COVID.
Todos los afectados son pacientes. No se ha reportado personal médico en esta condición, según la SS.
Conforme a reportes de instancias de Salud en distintos países del mundo y artículos científicos, se ha vinculado el Candida auris con el trajín del SARS-COV2, por saturación hospitalaria, uso de instrumentos invasivos como sondas y catéteres, y secuelas en el sistema inmunológico de los enfermos.
“No es que este hongo sólo afecte a contagiados de COVID, tiene que ver con el momento, estamos en una pandemia, y la mayoría de pacientes hospitalizados en una unidad de cuidados intensivos son por COVID; los graves deben estar intubados y, dependiendo de su estado de gravedad, pueden tener catéteres centrales que son los que van a zonas cercanas al corazón. Todas estas medidas invasivas incrementan el riesgo de una infección”, describió a Crónica José Luis Alomía, Director General de Epidemiología.
“La resistencia a antibióticos de los microorganismos causantes de infecciones humanas se ha clasificado como una de las 10 máximas amenazas a la humanidad. Y la Candida Auris, entre las distintas infecciones, es la que más presenta resistencia. Sí, nos fue notificado el brote”, reconoció Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y vocero federal del tema COVID.
Desde su aparición en 2009, se habían registrado casos en alrededor de 40 países. En América: Colombia, Estados Unidos, Venezuela, Panamá, Costa Rica y ahora México.
Su índice de letalidad se ubica entre 30 y 60 por ciento. La SS no ha documentado aún ninguna muerte en nuestro país.
“Es causa de infecciones graves, difícil control epidemiológico y elevada mortalidad, que es cercana a 60%. La manifestación clínica más frecuente y grave es la fungemia, infección de tejidos blandos asociada con heridas. Puede manifestarse en todas las edades, principalmente en pacientes en cuidados intensivos. Las opciones de tratamiento son muy limitadas”, refirió recientemente la doctora Karin Ivette Campos, del Servicio de Dermatología en el Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas Salvador Zubirán, en la Revista Mexicana de Dermatología.
“Se ha estado estudiando la situación desde hace varias semanas. En el mundo, existe una preocupación creciente por la frecuencia en la que se van presentando brotes. El que ahora se presenten más frecuentemente puede significar dos cosas: que el riesgo es cada vez mayor por fenómenos ecológicos o abuso de antibióticos, o que hay mayor atención y mejores métodos diagnósticos”, comentó López-Gatell.
“El control de un brote nosocomial de por sí es difícil, los hongos pueden permanecer vigentes en edificios inertes o en aguas residuales por más tiempo. Que haya persistido todas estas semanas no es por negligencia u omisión”.
—México no estaba entre los países con casos reportados —se le comentó.
—México no participa en un sistema gobernado por la OMS que se llama GLASS (Sistema Global de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos, por sus siglas en inglés). Lo conozco porque participé como consultor temporal para el sistema entre 2013 y 2015, y México no ha dado los pasos necesarios para estandarizar sus métodos de diagnóstico.
—¿Cómo lo informamos a la población sin encender la alarma?
—Pondría un simil con un fenómeno muy conocido como el calentamiento global: hay alertas mundiales en torno a que puede ser el fenómeno catastrófico más importante de la humanidad en los siguientes 50 años; si uno lee eso, dice: ´aquí se acabará el mundo y hay que meterse a un bunker´. Es muy parecido a la resistencia antimicrobiana, no quiere decir que de un día a otro nos empezará a extinguir.
Todos los casos han sido verificados en el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE). También se han realizado pruebas de sensibilidad a fármacos y, al menos un par, han tenido efectos positivos.
“Está relacionado con una inmunodepresión importante, son microorganismos oportunistas que aprovechan el mal estado de salud de una persona. En una enfermedad como COVID, que disminuye la respuesta inmunológica, el hongo empieza a reproducirse y a colonizar. Se está dando ahora porque tenemos muchos casos de COVID, pero este microorganismo tiene la capacidad para multiplicarse en organismos debilitados como los de pacientes con VIH, con tratamientos oncológicos o en situación fisiológica o alimentaria disminuida”, refirió Alomía Zegarra.
“Producto del muestreo, se han encontrado colonizaciones en la mayoría de las personas, quienes no han desarrollado gravemente la enfermedad; pasa lo mismo con el COVID: puedo tener el virus en vías respiratorias, ser portador, pero no desarrollar síntomas”.
—¿Qué se ha hecho para mantenerlo en un solo hospital?
—Desde el primer caso se incrementó la vigilancia en toda la ciudad y la entidad para identificar otros casos, y de la búsqueda intencionada no se ha sabido de más hospitales. Dada la alta cantidad de pacientes que están saliendo de unidades intensivas, no ha habido una explosión ni dispersión, ha sido muy focalizado.
—La Secretaría de Salud considera la situación bajo control?
—Sí, y tiene que ver con las medidas de bioseguridad implementadas en la unidad de cuidados intensivos. No hay un riesgo epidemiológico de salud pública o para las personas que van a los hospitales.
—Se habla de un índice de mortalidad elevado…
—En la misma experiencia del brote actual, ninguno ha fallecido.
—¿Por qué se han prolongado los casos?
—Normalmente las enfermedades micóticas necesitan periodos prolongados de tratamiento, y en pacientes inmunodeprimidos, donde la infección no sólo es externa sino interna, requiere mucho más tiempo. La ventaja es que las cepas analizadas en el InDRE son sensibles a algunos antimicóticos, eso nos da esperanza…