El director de delitos electorales del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Richard Pilger, dimitió este lunes por la noche tras la orden del fiscal general, William Barr, de investigar el supuesto fraude en los comicios presidenciales.
“Habiéndome familiarizado con la nueva norma y sus ramificaciones (…) lamentablemente debo renunciar a mi cargo como director de la División de Crímenes Electorales”, anunció Pilger en una comunicación interna filtrada a medios estadounidenses.
Pilger, además, lamentó que la orden de Barr «deroga una norma de 40 años de no interferencia (federal) en investigaciones de fraude electoral durante el periodo anterior al de certificación de las elecciones».
La política hasta ahora del Departamento de Justicia ha sido de esperar que los recuentos de votos estén certificados, se complete el recuento y que ya hayan concluido las elecciones antes de implicarse. Pero Barr dijo a los fiscales que esta práctica nunca ha sido una regla tan fuertemente vinculante y que si ven cualquier elemento que pueda revertir los resultados de la elección del 3 de noviembre, deberían investigarlo.
“Autorizo a investigar denuncias sustanciales de irregularidades en el voto o en la tabulación del voto antes de la certificación de las elecciones en sus jurisdicciones en ciertos casos, como ya he hecho yo en instancias específicas”, dijo Barr en un memorando a sus fiscales.
La campaña del mandatario saliente y el Partido Republicano han interpuesto más de una decena de demandas -algunas ya retiradas- en varios estados donde acusan supuestas irregularidades, pero aunque esos casos fuesen ciertos no parecen ser suficientes para revertir el resultado.
Para ganar las elecciones en los tribunales, Trump debería darle la vuelta al escrutinio en Pensilvania, Georgia y Nevada o Arizona, todos ellos estados en los que Biden ya ha sido declarado ganador o lidera el escrutinio de forma clara.
Fuente: Milenio