La decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de regresar a México al General Salvador Cienfuegos deja en el limbo la relación entre los dos países y un mar de dudas de los acuerdos y causas que, por el momento, le bajan presión a la inconformidad en las fuerzas armadas con el gobierno de López Obrador.
En un par de meses el escenario será completamente diferente, habrá un gobierno que no tiene compromisos con López Obrador, pero si agravios que se han ido acumulando.
El presidente electo Joe Biden puede mostrarse hasta condescendiente con México, pero en las filas demócratas hay resentimientos que van a tardar en curarse. El presidente López Obrador cometió un error de cortesía diplomática, ya veremos si el tema Cienfuegos estaba en la ecuación.
Tras la elección se vienen agregando los comentarios de legisladores y personajes influyentes que no olvidan el trato presidencial que Peña Nieto le dio a Trump en la contienda anterior y están molestos por el desaire del presidente de México.
Hace unos días trascendió que Ben Rhodes, el exasesor en temas internacionales de Obama, habría revelado que movilizadores vinculados con Marcelo Ebrard habrían hecho campaña en Texas a favor de Trump. Rhodes es mencionado entre los candidatos para Embajador de Estados Unidos en México, lo cual se podría concretar si la próxima Secretaria de Estado es la exasesora en seguridad nacional, Susan Rice, con quien Rhodes hizo mancuerna en múltiples temas del gobierno de Obama.
Al equipo de transición se incorporó la exembajadora en México, Roberta Jakobson, quien pudiera ocupar la subsecretaría para el hemisferio, Jakobson, como sabemos es una diplomática de vasta experiencia, conoce muy bien Latinoamérica, en particular México.
Conforme se van conociendo los personajes que estarán en el equipo de Biden se confirma que serán peso pesado, se habla de personajes de la talla de Hillary Clinton para Naciones Unidas, los senadores Elizabeth Warren para el Tesoro, Bernie Sanders para Trabajo y Doug Jones en Justicia.
Hay que decirlo, en un proceso que Trump ha complicado tanto, un guiño del gobierno de López Obrador hubiese sido oportuno y valorado, haberlo regateado no se olvidará fácilmente.
El presidente electo ha recibido la felicitación de los líderes, jefes de estado y personajes más importantes del mundo; yo no me creo que Biden buscó hablar con el presidente de México, esas son las filtraciones desesperadas, Biden ha pasado casi medio siglo en la política, incluidos ocho años en la Vicepresidencia, seguramente no estará mendigando aplausos de su vecino del sur, menos porque el del norte lo estaba felicitando minutos después de que CNN cantara su victoria.
La agenda en la relación Estados Unidos-México va a estar complicada porque hay temas en los que los gobiernos tienen posiciones encontradas, dos en particular: energías renovables y sistema laboral.
Biden ya anticipó el regreso de su país al Acuerdo de París, para energía se perfila el regreso de Ernest Moniz, quien ya estuvo con Obama en esa posición, pero si fuera otro, seguramente sabrá que el presidente tiene en las energías limpias parte de su proyecto de gobierno, lo que contrasta con el gobierno lopezobradorista amante de las energías fósiles.
A la lista hay que apuntar el caso Cienfuegos, seguramente en la DEA no están felices con la solución del Fiscal Barr y apunten desde ahora que el tema García Luna pudiese dar un giro inesperado, sí como el del General.