Un muerto cada dos minutos, cuatro muertos por cada 100 casos positivos. Las cifras de mortalidad por coronavirus en Italia, ya similares a las de principios de abril, son en estos momentos el lado más negativo de la evolución de la pandemia, mientras el gobierno y ciudadanos miran con ansiedad hacia la cercana Navidad.
Los expertos aprecian una ligera mejora de la curva de contagios, pero el alto número de hospitalizados y fallecidos, más de 700 este último día, llama a no bajar la guardia, mientras gran parte del país, tanto en el norte como en el sur, sigue confinado como “zona roja” por la alta transmisión del virus.
Según Gianni Rezza, director general del Ministerio de Sanidad, se está dando una cierta estabilización en el número de positivos, incluso “quizás una ligera disminución”, con 32 mil nuevos casos después de haberse alcanzado los 40 mil en días pasados.
Pero las cifras de muertos no dan lugar al optimismo. Según los últimos datos de este martes, en 24 horas murieron 731 personas, un fuerte repunte desde la media de 550 que venían registrándose la últimas semanas y una cifra no vista desde el 3 de abril.
La cifra elevó a 46 mil 464 los muertos desde el inicio de la emergencia sanitaria en el país en febrero.
Los expertos destacan que en la última semana del 11 al 17 de noviembre los nuevos contagios ascendieron a 242 mil 620, frente a los 235 mil 660 de la semana precedente, un aumento de apenas el 3 por ciento y que indica una ralentización de la curva.
Pero en el caso de los fallecidos, con cuatro muertos por cada 100 casos, Italia es el tercer país del mundo, solo por detrás de México e Irán. Esa tasa es en Alemania de 1.6 y de 2.8 en España, como ejemplos.
También en 24 horas otros 120 pacientes fueron ingresados en cuidados intensivos (ya hay cerca de 4 mil en todo el país) y más de 33 mil están hospitalizadas.
El primer ministro, Giuseppe Conte, volvió a defender las medidas restrictivas parciales y decretadas según el riesgo de cada región, el sistema que se está aplicando en esta segunda ola frente al confinamiento nacional de la pasada primavera.
Desde hoy, una nueva región, Abruzzo, en el centro del país, quedó confinada tras ser clasificada como “zona roja” o de alto riesgo de contagio de COVID-19, y se especula que la próxima será la sureña de Puglia.
El Gobierno estableció un sistema de restricciones de tres niveles en base al riesgo de transmisión de COVID-19, con regiones amarillas, naranjas y rojos.
Actualmente, además de Abruzzo, son “zona roja” y por tanto están confinadas aunque de manera menos estricta que en primavera, Campania, Toscana, Calabria, Lombardía, Piamonte, Val d’Aosta y la provincia autónoma de Bolzano.
Umbría, Basilicata, Liguria, Puglia, Sicilia, Emilia Romagna, Friuli Venezia Giulia y Marche son zonas naranjas, con restricciones menos estrictas, mientras el resto del país, entre ellas la región de Lacio con capital en Roma, es de riesgo moderado: amarillo, con toque de queda a las 22:00 h, cierre de bares y restaurantes a las 18:00 h y cierre total de cines, museos, teatros y gimnasios.
El presidente de Lombardía, Attilio Fontana, presiona al Gobierno asegurando que los datos de la región son de zona naranja y no roja, aunque ayer se registraron casi 8 mil 500 nuevos casos y 202 fallecidos.
El 3 de diciembre expirará el último decreto del primer ministro que estableció las actuales restricciones y será entonces cuando se conozcan las normas de movimiento y reuniones para el periodo navideño, que el ejecutivo insiste en que deberá ser “responsable”.
“Lo que suceda en Navidad dependerá en gran medida de cómo nos comportemos”, señaló el presidente del Instituto Superior de Salud (ISS), Silvio Brusaferro.
Fuente: EFE