Quiero tocar algunos puntos del interesante y muy necesario tema de la educación.
No obstante, la época que la humanidad entera vive por un virus incontrolable ha hecho que la educación entera sea un caos aquí, en Europa, en Asia, en Sudamérica, etc. Este tipo de educación que se le ha bautizado como “educación virtual”ha modificado los sistemas educacionales que si ya de por sí eran deficientes hoy no funcionan. Simplemente pensemos en los miles de niños que viven en zonas apartadas de pueblos o ciudades y que caminaban kilómetros para acudir a las llamadas “clases presenciales”. ¿Qué hacen hoy? Nada, absolutamente nada. Nos han dicho que los sistemas televisivos llegan a todo el territorio nacional ¿incluso a aquellas zonas en las que no hay energía eléctrica?
Seamos cuerdos. La educación tenía décadas de haber perdido los conocimientos esenciales en español, aritmética, geografía e historia. Recordemos que hubo un secretario de Educación que eliminó la materia de Civismo del Plan de Estudios, y luego “tuvo la suerte” de llegar a la presidencia de la República. Y no olvidemos a otro secretario de lo mismo a quien una pequeña estudiante le dijo: “no se dice ler, se dice leer”. ¿Qué es eso? ¿Cómo se le llama a esa estupidez?
Considero que la humanidad, o por lo menos México ha perdido un año de estudios por un maldito virus que nos contiene confinados, guarecidos, amenazados. Y ese año será difícil de recuperar porque las enseñanzas impartidas no tendrán bases sólidas, serán más bien gelatinosas, que es el adjetivo que se me ocurre. Y no he tocado el tema de los sindicatos que es atroz.
Educación es la transmisión de conocimientos y la formación de individuos en los valores de la sociedad. Esta definición casi enciclopédica nos lleva a mencionar algunos aspectos de la educación media y superior en nuestro país.
En su sentido más estricto, la educación consiste en la tutela del niño por parte de los adultos. Esto es, prepararlo para que pase de las relaciones delimitadas de la vida familiar a las más impersonales y diversificadas de la sociedad en que vive. Hoy en día esta preparación va perdiendo su sentido, pues el niño ya aprende a adaptarse a la sociedad casi por sí solo. Es decir, salvo los primeros años de atención materno-familiar, el infante mimetiza su vida de acuerdo a los patrones que ve, oye, siente y percibe.
Pero, hablando de educación, ésta abarca la personalidad completa del hombre; mental, corporal, intelectual, emotiva y espiritual; o sea, todas sus facetas. La enseñanza se dirige esencialmente a suministrar conocimientos. La educación ha tenido como fin primordial formar hombres moralmente mejores, e intelectualmente más ilustrados. Sin embargo, este proceso que se ha desarrollado y perfeccionado a lo largo de la Historia ha sido en cierta forma incompleto, porque al estudiante lo hemos enseñado a estudiar y no a pensar. Se ha enseñado dónde, cómo, cuándo encontrar toda clase de disciplinas, pero no se ha enseñado a combinarlas para obtener nuevas ideas. Se han enseñado los frutos de la inteligencia, pero no a tener más inteligencia.
“Si a la orilla del mar encuentras a alguien con hambre, no le regales un pez, enséñale a pescar”. De la vieja sabiduría de esta frase se desprenden las ideas expuestas anteriormente. A lo largo de la historia a los seres humanos se les han dado peces, pero no se les ha enseñado a pescar.
Al educar y enseñar es imprescindible el más absoluto respeto por la personalidad de cada quien para que alcance su propio perfeccionamiento y desarrollo. Es necesario que los maestros del país sepan que han enseñado a estudiar a los alumnos; sin embargo, para la completa y total realización de sus afanes es necesario que a los estudiantes se les enseñe a pensar. Año con año es mayor el número de individuos que asiste a las aulas para recibir la educación sistemática que cada vez es más perfeccionada; el resultado ha sido el progreso de la humanidad hasta ahora.
Si lográsemos que sólo el 10 por ciento de la totalidad de egresados de las aulas de estudios medios y superiores fuese enseñado a estudiar, razonar y pensar, nuestros renglones científicos, técnicos y culturales alcanzarían el auge necesario para que nuestro país encontrara su ruta hacia un desarrollo social y colectivo más completo. Las autoridades respectivas deben crear las condiciones necesarias y fabricar la “atmósfera”, con objeto de que los estudiantes busquen con facilidad, por sí mismos, y de acuerdo a sus capacidades, la plena realización de su ser integral.
Hoy quiero dejar esta inquietud en el aire para que autoridades, profesores, académicos, planificadores, educadores y alumnos en general sientan la enorme responsabilidad que tienen en las manos; responsabilidad que no termina con la simple transmisión y captación de los conocimientos, sino con la voluntad de enseñar y aprender a pensar y razonar para ser mejores, siempre.
Premio Primera Plana
Fundador de Notimex