La presidencia de Donald Trump ha sido una pesadilla, a pesar de la fortaleza de la economía antes de la pandemia, el país ha sufrido una división grave que raya en el enfrentamiento, el supremacismo que estaba oculto y el racismo latente, se han descarado con un serio impacto en una sociedad que en este momento se encuentra en la incertidumbre por lo cerrada de la contienda electoral.
No es para cantar victoria, pero la noche de la elección despertó la prudencia en agentes que gozan de influencia en los dos lados de la ecuación, tanto republicanos como demócratas han preferido dejar a las instituciones que hagan su trabajo y que a partir del 20 de enero esté en la Casa Blanca quien más votos reciba.
Por supuesto, no es fácil la reconciliación cuando quien sea el derrotado caiga con más de 60 millones de votos, ese es el reto que tendrán, en orden de aparición: los colegios electorales, los partidos políticos, las cortes locales y, de ser necesario la Corte Suprema.
Los dos partidos tienen lecciones por aprender, particularmente entender la voz de los ciudadanos que reclaman un mejor sistema educativo, en calidad y acceso; un sistema de salud que los proteja y menos litigioso, revisar el papel de la nación en el orden mundial, reencauzar la política migratoria, fortalecer las acciones para la protección de los ecosistemas, redefinir el intercambio comercial, recuperar la fortaleza del mercado interno sin detrimento de sus intereses en el exterior y, por supuesto, superar la pandemia; para muchos es una vergüenza que Estados Unidos ocupe el epicentro mundial del Covid-19.
Punto y aparte, será la lucha contra el consumo de drogas y fármacos que están cobrando miles de vidas, en este tema México tendrá una especial atención, de hecho, hay muchas voces y acciones que se encaminan a exigir al gobierno un alto a la producción de los derivados del fentanilo que producen países asiáticos que es procesado, enviado y comercializado por los cárteles.
Especial ironía que mientras se cuentan votos se confirmaba la salida del acuerdo climático de París, decretado por Trump; el demócrata Biden ya ha anticipado que a él le interesa no solo regresar al protocolo sino reactivar acuerdos como el que se tenía con Irán y otras seis naciones, recuperar la relación con la OTAN y con otros socios históricos.
Sí, la economía se ha fortalecido al grado que, hasta antes de la pandemia se alcanzó el pleno empleo, lo más probable es que la caída económica no pase del 4.5 ó 5 por ciento; misma que se supone se superará con el rebote de 2021, lo cual dependerá de la oportunidad con que se tenga una vacuna que permita regresar a la normalidad en todo el país.
La noche negra de Estados Unidos está en el ánimo, en las calles, en las familias, en los amigos y compañeros. Superar esa polarización de los últimos años es un reto formidable. Recuperar la decencia, respetar los valores esenciales va en otra vía. Son las consecuencias de haber sido seducidos por el populismo y el autoritarismo, si Estados Unidos encuentra el revulsivo le hará un enorme servicio al mundo contagiado de esos males en Brasil, México, Polonia y otros frentes.