En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer colectivos y organizaciones alrededor del mundo reiteran la necesidad de visibilizar y erradicar las desigualdades estructurales y las agresiones contra las mujeres y niñas.
Aún con los avances significativos en algunas naciones y algunos más modestos en otras, todavía ningún país en el globo ha logrado la paridad de género, y de acuerdo con las estimaciones realizadas en el Foro Económico Mundial, el camino todavía es largo: a este paso todavía tendremos que esperar 200 años para habitar un mundo en el que hombres y mujeres se encuentren en iguales condiciones económicas y sociales.
En este sentido, se enfatiza también la necesidad de integrar una perspectiva interseccional cuando se habla de violencia de género; la Oxfam resalta que “pese a que usualmente pensamos que hablar de violencia hacia las mujeres es hablar sólo de golpes, y aunque la prevalencia de la violencia física y sexual contra las mujeres es ampliamente reconocida, existen otras formas de violencia estructural – menos visibles pero igualmente presentes – como la violencia económica”.
Este tipo de disparidades económicas se presentan en forma de brecha salarial, inaccesibilidad a puestos de liderazgo, sobrecarga de labores domésticas y de cuidados no remuneradas o exclusión de mujeres en el ámbito financiero, bursátil o empresarial.
Bajo este análisis se desarrollan estructuras sistémicas que generan brechas en el desarrollo de las niñas y las mujeres en relación con sus pares hombres que reproducen y normalizan estereotipos discriminatorios que, a escala, son causa y consecuencia de la violencia extrema, expresada en desapariciones forzadas, violencia física, violencia sexual o violencia feminicida.
Bajo esta lupa, transversalizar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres en los espacios socioeconómicos -especialmente en puestos de liderazgo- tendría un impacto positivo no sólo en la eliminación de otros tipos de violencia, también en la economía de las naciones, destaca la ONU Mujeres.
Aquí cinco gráficos que reflejan las disparidades por género persistentes en México en el ámbito económico:
Brecha salarial: las mujeres ganan menos que sus pares hombres sin importar el tipo de puesto que ocupen. Para los cargos de dirección y liderazgo las mujeres perciben un ingreso promedio de 118 pesos por hora mientras que los hombres llegan a ingresar una media de 122.
Precarización laboral femenina: En el sector comercio y servicios hay más mujeres profesionistas trabajando en ocupaciones de baja cualificación. En el sector servicios por cada 5 mujeres en esta situación hay sólo 3 hombres.
Sobrecarga de labores domésticas y de cuidados: En 10 años se ha logrado incrementar de manera importante la participación de las mujeres en el mercado laboral, sin embargo, dentro de casa siguen siendo las que más actividades realizan de manera no remunerada. Esto implica que ahora, las mujeres enfrentan una doble carga laboral.
Feminización de la pobreza: además de percibir en promedio menos por el mismo trabajo que sus pares hombres, las mujeres en el mercado laboral se concentran mayoritariamente en los escalones más bajos por rango salarial. En México 6 de cada 10 mujeres que trabajan perciben como máximo dos salarios mínimos.
Exclusión financiera: el 65% de las mexicanas tiene algún instrumento financiero mientras que para los hombres la cifra es del 72 por ciento. La brecha se amplía por tipo de producto, mientras las mujeres acceden más a tarjetas de crédito bancarias o departamentales, los hombres lideran los créditos para viviendas y los seguros.
Fuente: https://www.eleconomista.com.mx