Los elementos de Fuerzas Federales y de la Gendarmería de la extinta Policía Federal, 8 mil 77 elementos con entrenamiento en reacción inmediata, combate al narco y uso de armamento de alto poder, serán destinados al cuidado de puertas, estacionamientos, recepciones y otros espacios de oficinas públicas, además de que dejarán de ser parte de la Guardia Nacional.
De acuerdo al oficio 91636, firmado por el Secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval y en poder de Crónica, esto es parte de una serie de propuestas que fueron aprobadas personalmente por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 6 de octubre.
Asimismo, otra medida aprobada por AMLO involucra a los 10 mil elementos de la Policía Federal de Caminos, una institución con 92 años de historia y que, a raíz de estas decisiones, está a un paso de su extinción. Los oficiales de esta corporación dejarán de prestar sus servicios en la vigilancia de las principales vías de comunicación terrestre del país, una vez que elementos castrenses concluyan cursos en el Colegio Militar para hacerse cargo de esta labor.
El oficio en cuestión incluye un documento anexo con las propuestas aprobadas directamente por el Ejecutivo federal y cuya intención declarada es la de “optimizar las capacidades de la Guardia Nacional”. Los elementos de Fuerzas Federales, de Gendarmería y los de Caminos habían logrado transitar de la PF a la Guardia Nacional gracias a su especialización y se les incluyó en operativos importantes como en la protección a Hospitales COVID y la seguridad de los ductos de Pemex que eran blanco de huachicoleo.
El nuevo plan militar regresa a la idea original que alguna vez expresó López Obrador cuando señaló que quería desaparecer la Policía Federal, es decir, prescindir de sus servicios y ofrecerles un trabajo de seguridad mucho menos relevante.
El documento de la Sedena en ningún momento hace críticas sobre el accionar o capacidad de estos elementos policiales, pero es clarísimo al señalar como “una inconsistencia” en la Guardia Nacional que estos elementos sean parte de un estado de fuerza (número total en activo) de 99 mil 76 elementos, cuando “27 mil 49 de la extinta Policía Federal (son una) fuerza que no se integra a las Coordinaciones Regionales ni se subordina a los Coordinadores Estatales” de la Guardia Nacional.
La propuesta aprobada por el presidente para los elementos de la exPF, incluyendo a los Policías de Caminos, es “que sean segregados de la Guardia Nacional”. La dirección en la que estaban los efectivo de los cuerpos antinarco, se establece, “se integran al Servicio de Protección Federal”, una oficina ajena a la Guardia Nacional en la que hay elementos de seguridad no especializados similares a los policías auxiliares y que, al igual que éstos, pueden ser subcontratados para vigilar puertas, operar accesos a estacionamientos, hacer de recepcionistas y otras actividades que si bien son de seguridad pública, están alejadas de sus capacidades operativas.
En cuanto a los expolicías de caminos, la Sedena decidió crear las compañías de Seguridad a Vías Federales, para sustituirla progresivamente. Los nuevos responsables de vigilar las carreteras nacionales serán elementos castrenses que en estos momentos están tomando cursos sobre el tema en el Colegio Militar.
A diferencia de los elementos de combate al narco, los expolicías de caminos no tienen un destino claro después de ser sustituidos y, desde su llegada a la Guardia Nacional presentan un problema extra, pues se trata de elementos que generalmente son oficiales, es decir, de grado alto dentro de la escala de mando.