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La verdadera delincuencia: Martha Gutiérrez

Publicado por
José Cárdenas

Martha Gutiérrez

 

Detrás del telón político y de la profunda polarización que vivimos hay un tema que sin duda resalta, que no ha sido atendido y que toca las fibras más sensibles del tejido social. Por supuesto es responsabilidad de la sociedad tomar conciencia, pero sobre todo es responsabilidad del gobierno cumplir una de las promesas más importantes del Presidente de la República: limpiar de fondo la política mexicana.

Lleva años circulando en el ambiente, sin embargo, especialmente en el sexenio de Felipe Calderón tomó mayor relevancia a partir de la llamada guerra contra el narcotráfico, desde hace décadas han invadido la política mexicana y por ende la vida social del país que en gran medida se da a partir de las premisas políticas. Tenemos claro que vivimos en un país sobrepolitizado. Delincuentes que entienden el poder para el dinero y el dinero para el poder, se han introducido en el sistema político generando un círculo de complicidades, operación política y dinero.

En aquella época se abordó el asunto como supervivencia del sistema político y existieron ejemplos como el del hermano del gobernador de Michoacán Leonel Godoy, que se introdujo con la operación de Mary Telma Guajardo a la Camara de Diputados en la cajuela del auto de Alejandro Encinas en busca del fuero para evadir a la justicia. Años después el caso Abarca y su relación con el PRD, los dirigentes y la lógica del dinero del narcotráfico moviendo elecciones.

Lamentablemente es innegable que el narco vive y convive con la política, aunque también es cierto que aun no se viven situaciones como en otros países latinoamericanos. Sin embargo, hay otro tipo de delincuentes que han hecho carrera, que se les ha perseguido (simulando hacer justicia) y resulta que terminan en una historia donde la sociedad les tiene que pedir perdón, e indemnizarlos por el daño a su honor.

¡Increíble!

Todo concluye en que ciertos personajes se han apoderado políticamente de una parte de varios estados, e incluso de espacios a nivel nacional, sin fuerza, sin discurso, sin narrativa, ni siquiera población que los apoye. Son verdaderas ficciones políticas, creadas por algún empoderado que los utiliza en tierra y que terminan siendo parte del «equipo». No, por supuesto que no es nuevo, ni tampoco sorprende. Sin embargo, para la sociedad es una de las pruebas irrefutables de que cambiamos para seguir exactamente igual -o peor que antes, si es que el cáncer no se extirpa de raíz y a tiempo en este sexenio.

Uno de esos casos que ejemplifica el trabajo que no se ha hecho y que está pendiente en la ruta a las elecciones del 2021 es la de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre e Israel Betanzos. El primero acusado por delitos sexuales, procesado y a punto de resolución, curiosamente suspendido y hasta premiado con la coordinación de los diputados priístas en la Ciudad de México, a través de su incondicional Israel Betanzos. Personaje que en complicidad con Leonel Luna y Jorge Romero (hoy en la antesala de la construcción de una supuesta alianza PRI-PAN-PRD para derrotar a Morena). Complicidades económicas profundas que han sido evidentes a partir de hechos como la repartición de recursos para la reconstrucción de los daños provocados por el sismo de septiembre de 2017 que afectó la CDMX, la aprobación anual de fondos de vivienda, usos de suelo, y tantos que no alcanzaría este espacio, para enlistar y describir las acciones.

¿Quién y por qué se logró mover todo el sistema jurídico para que los delincuentes continúen degradando el sistema político y arriesguen el futuro de la sociedad?

¿Cuántos gobiernos y promesas recurrentes tienen que pasar para que se tomen medidas drásticas para romper esa lógica y dinámica tan dañina para nuestro sistema?

¿Existe un compromiso real de Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador para erradicar estas conductas y verdaderamente limpiar la política, o nuevamente será un determinante de quién gana y quién pierde elecciones o cargos?

No nos engañemos y empecemos por donde corresponde. Por el principio.

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José Cárdenas