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La traición a los símbolos nacionales: Martha Gutiérrez

Publicado por
José Cárdenas

Martha Gutiérrez

La bandera, el ejército, la virgen de Guadalupe y la Presidencia de la República son los 4 símbolos nacionales que desde hace siglos en el fondo de los mexicanos, son intocables. Cuando menos así lo eran, porque hoy al parecer, lo único que nos queda es la morena del cerro del Tepeyac.

La manera en que se respetaban, veneraban y cuidaban de manera pública y privada desde nuestros abuelos y hasta el miembro más joven de la familia era una señal y certeza de que existíamos como Nación y que compartíamos una identidad como comunidad organizada.

Por supuesto que nada tiene que ver con los elementos formales y jurídicos del Estado reconocido por las normas del derecho internacional, tampoco por los elementos y formalidades reconocidas por la Constitución Federal como república democrática representativa, popular, integrada por 32 entidades, y demás.

Sino a lo que los mexicanos, en la vida y quehacer cotidiano y como regla no escrita protegían y cuidaban de manera consciente e inconsciente. Así crecieron y se formaron muchas generaciones y una buena parte de nosotros también. Sin embargo desde hace ya algunos años, tal como ocurrió con la representación popular y los partidos políticos, cada uno de estos componentes han ido perdiendo valor y respeto.

Con la detención del general más reconocido condecorado y representativo de una de las instituciones militares, probablemente la de mayor peso y jerarquía de la Nación, ha caído uno de los últimos pilares institucionales del país. Salvador Cienfuegos fue detenido la semana pasada en California por la DEA, trasladado a Brooklyn para ser juzgado por supuestos cargos de tráfico de cocaina, metanfetaminas, heroína y lavado de dinero provocando el golpe más directo y profundo en lo que va del presente y el pasado siglo a nuestro país.

Evidentemente que el pais quedó en shock y realmente no sabemos que hacer y mucho menos que va a ocurrir. Todos, desde el actual Presidente de la República que había centrado su actuación, legitimidad y credibilidad en la confianza al ejército mexicano, a partir de su toma de protesta, hasta aquellos que continúan en ataques a diestra y siniestra en redes sociales, de una u otra forma sienten un vacío y una especie de ausencia u orfandad.

Los sistemáticos ataques a las instituciones y los enjuiciamientos mediáticos, en busca de rentabilidad electoral y mercadotecnia política, han deslegitimado y sentenciado a todas las instituciones, sustituyendo a la justicia. Así conviven por igual culpables e inocentes, verdades y mentiras. La piedra angular de la seguridad, de empatía con la población en situaciones de desastre y prevención, garante del cumplimiento de las normas, celoso guardián de la soberanía y toda una serie de valores que las demás instituciones ya habían fallado y que el ejército seguía cumpliendo, ha caído.

¿Habrán medido las consecuencias?

Porque ahora, el fantasma del estado fallido empieza a circular como una realidad y el temor ronda las calles.

¿Qué hemos construido como sociedad?

Porque la virgen de Guadalupe es mágica, redentora y amorosa con sus fieles, pero no puede sustituir a todos los demás, incluyendo el ejército.

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José Cárdenas