Las historias juveniles de terror, en donde un chico, aficionado ya sea a los cómics, a los juegos de rol, al cine de género, o incluso a todo ello, descubre algún tipo de conspiración científica, invasión extraterrestre o amenaza de origen sobrenatural, con la cual tendrá que lidiar ante la incredulidad de sus padres y la policía, en una especie de proyección de la incertidumbre propia del adolescente ante la madurez y que encontraron uno de sus mejores momentos a finales de los 80 con la euforia por los video clubs; son prácticamente una tradición.
En esa línea se pueden incluir desde películas, como “La hora del espanto” o “Super 8”, hasta series del tipo “Stranger Things”. Retomar este tipo de conceptos, pero desde un punto de vista adulto para plantear una comedia como «El Halloween de Hubie”, en realidad no parecía tan mala idea.
Así pues, sobre advertencia no hay engaño y aquí nos encontramos con una serie de gags plagados de obviedades con la pretensión de burlarse de situaciones relacionadas con el festejo del Halloween —fecha en la que sucede todo—, que a veces llegan a funcionar por sí mismas, pero nunca lo hacen en su conjunto, apostando más por la cantidad que por la calidad.
Y es que aunque está vez se esfuerza un poco más de lo acostumbrado para interpretar a un hombre cuya personalidad introvertida raya en la excentricidad, pero pese al bullying que ha sufrido mantiene su buen corazón y siempre trata de hacer lo correcto, obsesionándose con cuidar la integridad de las demás personas; el otrora protagonista de títulos como “Golpe bajo”, confunde el tono familiar con la tibieza a la hora de acometer los chistes, que de por si son bastante rutinarios, estableciendo un ritmo perezoso.
Es por ello que el mecanismo empuja a marchas forzadas las confesiones y los incongruentes cambios de actitud, para encaminarse a la resolución de un misterio relacionado con un peculiar vecino y un fugitivo del hospital psiquiátrico, que para ese entonces ya no le importa a nadie.
Curiosamente, es la subtrama romántica la que encuentra la consistencia, gracias a la simpleza y claridad en el desarrollo del discurso que acompaña el relato, con respecto a la comprensión como pieza clave para la sana convivencia. Esto amén de lo disfrutable del universo en el que ubica la historia, que ofrece algunos detalles ingeniosos en los disfraces, y múltiples referencias al culto por los autocinemas, las matinés el terror clásico, y por supuesto las producciones Serie B.
En fin, “El Halloween de Hubie” es una especie de desangelada Casa Embrujada de feria llevada al cine, que igual puede resultar entretenida si se ve en casa. Afortunadamente, sale directamente a ese mercado.