El arresto el jueves del exsecretario de Defensa, Salvador Cienfuegos, en Estados Unidos en el aeropuerto de Los Ángeles bajos cargos de narcotráfico sacudió a la política y avergonzó a una institución que alguna vez fue muy confiable.
La detención amenaza con dañar las relaciones del Gobierno con los militares que, desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el poder en diciembre de 2018, han tomado la tarea no solo de reducir la violencia sino de administrar puertos e incluso construir un aeropuerto.
“Ha puesto todo su capital político en hacer que su proyecto político funcione a través de las fuerzas armadas”, dijo Falko Ernst, analista senior del International Crisis Group. “Si se aleja de eso, no hay nadie más a quien recurrir en este momento. No le quedan muchas otras opciones”, agregó.
López Obrador respondió al arresto de Cienfuegos comprometiéndose a erradicar la corrupción militar, una promesa que no termina de cuadrar con la confianza que previamente había depositado en los generales de México.
Ahora, los mismos líderes del Ejército con los que el presidente está contando para pacificar a México después de años de violencia de cárteles podrían terminar marginados de los principales nombramientos de seguridad civil, dicen funcionarios.
Antes de la detención de Cienfuegos, crecía la especulación de que López Obrador nombraría a un general para reemplazar al secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, quien ha señalado su intención de postularse para gobernar el estado norteño Sonora en 2021.
“Esto cambia las reglas del juego”, dijo un funcionario de alto rango de la policía mexicana, quien habló bajo condición de anonimato. López Obrador tendría que “pagar un alto precio político” para poner una figura militar a cargo del organismo civil, agregó.
Además, hay un tema de resentimiento, dicen expertos.
Acusar a Cienfuegos, quien dirigió al Ejército entre 2012 y 2018, con el mismo crimen que se suponía que debía erradicar, corre el riesgo de sacudir un pilar clave del Estado mexicano hasta la médula y provocar su ira, dijo otro funcionario.
“Los militares no lo van a tomar para nada bien”, afirmó.
López Obrador respaldó rotundamente el viernes al sucesor de Cienfuegos al frente del Ejército y a su homólogo en la Marina, diciendo que los había investigado personalmente y garantizado su honestidad.
Algunos generales han sido encarcelados por cargos de drogas anteriormente. Pero el arresto del exjefe militar por parte de una potencia extranjera es un duro golpe para el prestigio de una institución que se ha enorgullecido de ser el principal garante de la estabilidad del país desde la Revolución Mexicana hace un siglo.
En parte, esto se debe a que los presidentes mexicanos, que solo pueden cumplir un mandato de seis años, han optado por cortar y cambiar las instituciones policiales civiles en lugar de construir sobre lo que comenzaron sus predecesores, dicen críticos.
Sin embargo, a menudo esa fue una reacción a la corrupción percibida dentro de esos cuerpos, como lo demuestra el arresto en diciembre de 2019 del exsecretario de Seguridad Genaro García Luna por funcionarios estadounidenses por presuntamente aceptar sobornos del cártel de la droga de Sinaloa.
García Luna niega los cargos. Irónicamente, López Obrador dijo que el arresto de Cienfuegos surgió de esa investigación.
ESPIRAL NEGATIVA
La falta de alternativas civiles al Ejército corre el riesgo de crear una espiral negativa a largo plazo, dicen analistas.
Alejandro Hope, un exfuncionario de inteligencia mexicano, dijo que si la seguridad se entrega a los militares, no tiene sentido invertir en la capacitación de comandantes civiles.
“Después de algunos años, no hay mandos civiles a quien recurrir y no queda más alternativa que dejar la responsabilidad a los militares”, escribió en el diario local El Universal.
López Obrador, una vez crítico abierto del propio Ejército, ha reforzado los intereses económicos de las fuerzas armadas al encargarle la construcción de un aeropuerto de 3,200 millones de dólares para la Ciudad de México. También ordenó a la Marina que se haga cargo de la gestión de puertos clave en los que se han infiltrado los cárteles mexicanos.
En sus declaraciones políticas, López Obrador frecuentemente se esfuerza por exaltar el espíritu de equipo y la probidad de los militares, pese a la amplia evidencia pasada de corrupción.
Algunas personas cercanas al Gobierno incluso celebraron en privado la detención de Cienfuegos, diciendo que solo confirmaba sus sospechas sobre la podredumbre en la institución castrense.
“Es una forma de romper el histórico pacto de impunidad que cubre al Ejército”, dijo un miembro destacado del partido gobernante, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
En una señal de la desconfianza de Estados Unidos en los funcionarios del país latinoamericano, el Gobierno mexicano no fue informado sobre los detalles de los presuntos crímenes de Cienfuegos o el momento del arresto. Los funcionarios expresaron conmoción y asombro por la noticia.
“En las áreas de seguridad no se tuvo conocimiento”, dijo a Reuters un funcionario mexicano de alto rango.