Cuando yo nací no existía la televisión. Nos reuníamos alrededor de un aparato de radio a escuchar dos programas policíacos muy interesantes, sobre todo los sábados y los domingos: “Les Habla La Sombra”, y “Carlos Lacroix”. Este último tenía como actores principales a Arturo de Córdova, detective investigador, y Velia Vegar, su secretaria. De Córdova dejó el programa para buscar camino en el cine y llegó otro actor, Tomás Perrín.
A mí en lo personal me fascinaba la radio porque mi madre Gloria Notario Priego era locutora y actriz de radionovelas, desde los años 30. Su nombre artístico fue Gloria Estrada. Ese apellido lo tomó de mi abuelo Manuel Notario Estrada. Y desde mis 5 o 6 años de edad me llevaba con ella a las estaciones de radio donde trabajaba: la XEB, la XEQ, la XEJP, la XEX, la XEW. Mi madre se inició en la radio en la década de los treintas participando en las radionovelas de la pionera de este género en México, doña Pura Córdoba.
Para mí era un mundo fantástico, y desde entonces sentí que los micrófonos, las cabinas, las tornamesas, los audífonos, los xilófonos, y más adelante las luces y las cámaras de televisión serían gran parte de mi vida.
De la XEQ recuerdo que estaba en la calle de José María Marroqui, a una cuadra de la Avenida Juárez. Empezó a operar en 1938. Tenía un xilófono o vibráfono (como otras estaciones), y que es una pequeña marimbita de cinco o seis teclas, con la cual el locutor daba los tonos para significar el fin y el inicio de los programas. Era yo pequeño, y me sentía querido por todos. Un locutor de apellido Santibáñez me sentaba a su lado, ponía en mis manos la baqueta, me enseñó a tocar los timbres de cada tecla, y varios días me dejó hacerlo al aire, entre programa y programa. Pam, pam, pam, pam. Después de eso, mi pecho se henchía y era yo el niño más realizado del mundo entero.
En 1947 nació la XEX. Se instaló en una gran casa de la calle de Córdoba en la Colonia Roma, y tuvo como primer director a don Alonso Sordo Noriega. En la parte baja estaban las oficinas administrativas, arriba se instalaron tres o cuatro cabinas de radio. A mis 7 años de edad subía, bajaba, y andaba por todas partes. Recuerdo haber visto a José Alfredo Jiménez y a Cuco Sánchez hacer antesala en la oficina del director para tener una oportunidad de mostrar su arte y darse a conocer.
Al final del patio, en la zona que fue el garaje cubierto de la casa, se instaló un pequeño auditorio con cien sillas. Allí ví cantar, con un tono de voz muy especial, a una jovencita poquito mayor de 15 años que a la fecha sigue siendo una gran figura, María Victoria.
Allí en la XEX había un concurso con premio en efectivo y consistía en adivinar quien era El Cantante Enmascarado. Los miércoles de cada semana, a las 9 de la noche entraba al patio de la casona un coche negro del cual se bajaba un individuo con la cara cubierta y vestido de smoking. Era El Cantante Enmascarado. Ingresaba al auditorio, entonaba varias canciones, y se retiraba. Y los asistentes emitían sus opiniones: Pedro Infante, Jorge Negrete, Antonio Badú, Fernando Fernández, Germán Valdés, Emilio Tuero, Luis Aguilar, Antonio Ortiz Tirado, Luis Demetrio, Pedro Vargas, Ramón Armengod, Pancho Avitia, etc. Pasaron varias semanas y nadie atinó el nombre. Finalmente se dio el veredicto: el Cantante Enmascarado era un artista, cantante y luchador llamado Crox Alvarado. El concurso se declaró desierto.
Posteriormente mi madre fue contratada por la XEW, en la calle de Ayuntamiento. La W nació en 1930. Y allí me sentía feliz en sus largos pasillos que daban a estudios y a auditorios, sobre todo el muy conocido Azul y Oro, donde concursaban aficionados, muchos de los cuales llegaron a ser luminarias y grandes actores y actrices de radio, cine y televisión. La W fue la cuna de la radiodifusión en México, significando radio y televisión.
He recordado y recordaré siempre a guionistas, locutores y artistas como Enrique del Castillo, Guadalupe Lechuga, Amparo y Marissa Garrido, Quintín Bulnes, Margarita Michelena, Ismael Larumbe, Humberto Valdepeñas, Silvia Rey, Germán Figaredo, Rafael Vidal, Rubén Santos, Omar Jasso, Aurelio Pérez, Elías Breeskin, los Rufino, José Alfredo Jiménez, Guillermo Vela, Agustín Barrios Gómez, Rubén Zepeda Novelo, Jacobo Zabludovsky, Daniel Pérez Alcaraz, Ricardo López Méndez, Pedro Ferriz, Pedro Estrada, Gloria Marín, Manuel Canseco, Roberto Aguilar, Pedro de Lille, Joaquín Gamboa, Luis M. Farías, Humberto G. Tamayo, Jorge Marrón (el Doctor IQ), Manuel Bernal, José Luis Santibáñez, Jorge Negrete, Carlota Solares, Ramiro Gamboa y Arturo Manrique “el panzón panseco”, Hermila Barragán, Rubén Santos, Emma Thelmo, todos los hermanos Soler, Sara García, Angel Garasa, Prudencia Griffel, Maricruz Olivier, Manolo Fábregas, José Gálvez, Silvia Derbez, María Elena Marqués, Augusto Benedico, Carmen Montejo, Enrique Alonso y muchos más. Toda una pléyade de precursores y pioneros.
En estas radiodifusoras que he mencionado viví y soñé. Disfruté todos esos momentos de mi infancia porque iba de la mano de mi madre, y porque conocí a personajes que hoy son considerados pilares y creadores del entretenimiento nacional. Había yo dado mi primer paso en los medios de comunicación.
Fundador de Notimex
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