El gobierno afgano y los talibanes iniciaron este sábado en Doha, en presencia del secretario de Estado estadunidense Mike Pompeo, unas históricas negociaciones de paz que se anuncian difíciles dadas las profundas divergencias entre ambos beligerantes.
El jefe de la diplomacia de Qatar, el jeque Mohammed ben Abderrahman Al Thani, presidió la apertura de estas negociaciones que se celebran en un gran hotel de Doha, en presencia también del enviado de Estados Unidos en Afganistán, Zalmay Khalilzad.
Al iniciarse la ceremonia, el negociador del gobierno afgano, Abdullah Abdullah, pidió un «alto al fuego humanitario».
Tenemos que poner fin a la violencia y lograr un alto el fuego lo más rápido posible», dijo Abdullah, un exministro que preside el Consejo para la Reconciliación Nacional.
Tal reivindicación fue apoyada por la Unión Europea, que pidió un cese de los combates «inmediato (…), nacional e incondicional».
Sin embargo Khalilzad, en rueda de prensa en Doha, precisó que las negociaciones «conducirán» a un alto al fuego, que no es un preámbulo para las negociaciones.
Las negociaciones se han retrasado seis meses debido a profundos desacuerdos sobre un polémico canje de prisioneros entre los rebeldes y el gobierno.
Por su lado, Pompeo instó al gobierno afgano y a los talibanes a «aprovechar la oportunidad» de alcanzar un acuerdo para las futuras generaciones, tras 19 años de guerra en Afganistán.
Comienzan un día después del 19º aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que provocaron la intervención internacional encabezada por Estados Unidos que expulsó a los talibanes del poder en Afganistán.
Ambas partes deben encontrar la forma de «hacer avanzar al país para reducir la violencia y satisfacer las demandas de los afganos: un país reconciliado con un gobierno que refleje una nación que no está en guerra», había declarado Pompeo el viernes.
Las negociaciones se celebran en un hotel de lujo que ya albergó la firma de un histórico acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes en febrero, que abrió la puerta a las actuales negociaciones.
Este acuerdo confirmó la salida de las fuerzas extranjeras de Afganistán antes de mediados de 2021, a cambio de ambiguas garantías talibanas, entre ellas la celebración de este «diálogo interafgano»
Esta retirada se producirá «antes del mes de abril» dijo Khalilzad.
Hay actualmente 8 mil 600 militares estadunidenses en Afganistán, y serán solamente 4 mil 500 a fines de noviembre
El presidente estadunidense, Donald Trump, cuya reelección en noviembre es incierta, está determinado a poner fin a toda costa a la guerra más larga en la historia de Estados Unidos.
Pero parece improbable que la contienda se vaya a resolver rápidamente y se desconoce la duración de las negociaciones.
La primera reunión fue «muy positiva», destacó no obstante Habiba Sarabi, una de las cuatro mujeres de los 21 negociadores gubernamentales. No hay mujeres entre los negociadores talibanes.
Los talibanes reiteraron su deseo de instaurar un sistema en el que la ley sea acorde con un islam rigorista y no reconocen al gobierno de Kabul, al que tachan de «títere» de Washington.
Quiero que todo el mundo tome en cuenta el islam en las negociaciones, y que el islam no sea sacrificado a intereses personales», reiteró este sábado Abdul Ghani Baradar, jefe político de los insurgentes afganos,
Baradar agregó que quería un sistema islámico en Afganistán.
El gobierno del presidente Ashraf Ghani insiste en mantener la joven república y su Constitución, que consagra muchos derechos, en particular para las minorías religiosas y las mujeres, las grandes perdedoras de una vuelta de las prácticas vigentes bajo el yugo de los talibanes.
«El apoyo político y financiero de la Unión europea a Afganistán estará condicionado al respeto de principios clave» que son los derechos humanos, los de la mujer o la «garantía de instituciones republicanas», indicó el ministerio francés de Exteriores en un comunicado.
La guerra afgana causó decenas de miles de muertos, entre ellos 2 mil 400 soldados estadunidenses, obligó a millones de personas a huir y costó a Washington más de un billón de dólares.
Muchos afganos temen el regreso al poder, parcial o total, de los talibanes, que albergaron a la red yihadista Al Qaeda antes del 11 de septiembre de 2001.
Los talibanes se encuentran en una posición de fuerza desde la firma del acuerdo con Estados Unidos, que impusieron con su incesante guerrilla.
Los insurgentes controlan ya la mitad del territorio afgano.