La pregunta no es cuando se va, que ya está sobre el escritorio del Presidente de la República la terna que lo sustituirá. Tampoco por qué se ha tardado tanto el Titular del Ejecutivo darle cierre a una decisión más que equivocada de inicio, sino si le dará la confianza a Olga Sánchez Cordero para nombrar al operador de la Secretaría de Gobernación y de una buena parte de la política en el país.
No obstante que es más que conocida la centralización de todas las decisiones, estándares y hasta ejecución de la política del país por parte de AMLO, también es cierto que ya se dio cuenta que es material y formalmente imposible que las abarque todas, y que esta actitud de inicio de sexenio le ha costado carísimo en términos de eficacia de gobierno.
Por ejemplo, varios políticos le empezaron a comer una parte del pastel a AMLO creando partidos satélite como el caso de Monreal a través de Pedro Haces, quien realizó 22 asambleas estatales en un solo mes, y se perfila a tener registro en las próximas semanas, y avanzó en acuerdos con otros políticos nacionales como José Murat, y Manuel Velasco.
Así, después de una curva de aprendizaje muy costosa por fin empieza a darle más peso y un lugar más cercano a él a la Secretaria de Gobernación, quien a pesar de tener gente tan nociva y destructiva como Jorge Alcocer, ha empezado a torear algunas situaciones importantes como la convención de gobernadores en San Luis Potosí, y su operación particular. Además, le sigue pesando ese cinturón de seguridad que le ha impuesto el propio Presidente de prohibirle hacer política dura, sabiendo lo que en el pasado lograron hacer los funcionarios en ese cargo y lo que en naturaleza jurídica y política involucra la Secretaría del Interior.
El nombramiento que no deberá pasar de septiembre, por el inicio formal del proceso electoral, probablemente involucra también que hacer con el propio Ricardo Peralta quien ha sido acusado por varios gobernadores de tener relaciones formales y acordar actos de gobierno con organizaciones criminales, relacionadas con sustancias prohibidas, tráfico de bienes y lo que en la calle le llamamos ultratumba. Además, por si no fuera suficiente estas gravísimas acusaciones, le pesan además otras relacionadas con su corta pero lucrativo paso por la dirección de aduanas y otras acusaciones que se hicieron en su momento, y que existen documentos en oficinas gubernamentales encargadas de dichas investigaciones de la responsabilidad del funcionario.
No debemos olvidar que apenas hace 5 años el actual Subsecretario de Gobernación dejó la Secretaría Técnico de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, al mando de Manuel Granados (2012-2015) y cuya banda se organizaba con Miguel Ángel Mancera. Por cierto, curiosamente su actual esposa logró ser justo en ese mismo periodo la Oficial Mayor de dicho órgano, ambos despedidos con varios expedientes no resueltos por Leonel Luna Estrada, uno de los responsables del desastre de la reconstrucción de la Ciudad a partir del temblor del 2017, y acusado de desviar miles de millones de pesos en el proceso de ejecución de la reconstrucción, además de ser acusado de ser uno de los líderes del famoso cártel inmobiliario que destruyó la Ciudad.
Resolver de manera correcta el nombramiento, así como hacer valer el Estado de Derecho, seguir hasta el final todas estas investigaciones, como de la responsabilidad de la política rumbo al 2021 recae en AMLO.
Más vale que piense bien cual es el diseño que pretende y que lo haga pronto, porque los ciudadanos sí sabemos y recordamos qué ocurre en cada movimiento de las fichas.”