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Hugo Sigman, el «Slim argentino» que interviene en la creación de la vacuna antiCovid

Publicado por
Héctor García

Hugo Sigman representa una rareza dentro del empresariado argentino. Sus negocios privados le permitieron cosechar una fortuna que multiplicó desde los años 70 hasta la actualidad, algo que hizo sin renunciar a sus banderas ideológicas de izquierda, habitualmente antagónicas con el mundo corporativo.

Ese maridaje lo acompaña desde el principio y marcó su carrera: el hombre que ahora cautiva la atención porque una de sus empresas fabricará la vacuna contra el coronavirus se hizo millonario con el negocio de los laboratorios, diversificó sus inversiones hacia el área energética, entre otras, pero al mismo tiempo financió proyectos culturales como la edición en español de la publicación periodística Le Monde Diplomatique.

Sigman es uno de los pocos empresarios de la industria farmacéutica que, a diferencia de sus colegas, no lo avergüenza coquetear con la política. No le tiene miedo a las reuniones públicas con presidentes ni, incluso, a las donaciones para financiar campañas electorales. Tampoco a manifestar públicamente sus simpatías con la centroizquierda, que suele idolatrarlo como un «empresario progre».

La simpatía por el progresismo quizás le haya quedado a Sigman de sus años de juventud, cuando se interesaba en las ideas del comunismo. A pocos años de haberse recibido de médico psiquiatra, Sigman dejó su trabajo en el hospital Policlínico de Lanús para mudarse a Barcelona ante la llegada de la última dictadura militar.

Sigman, de 76 años, hoy vive en España, pero reparte buena parte de su tiempo y sus relaciones los tiene en Argentina. Su empresa, el Grupo Insud, que fabricará la vacuna para combatir el coronavirus, produce en medicamentos en ambos países, pero también se expandió al mercado asiático, con inversiones en China. Su fortuna está valuada en 2 mil millones de dólares, según la revista Forbes, pero su poder no se limita a la industria farmacéutica, sino que se extiende a negocios tan diversos como la industria audiovisual para la producción de películas como «Relatos Salvajes» y «El Clan», entre otras.

A lo largo de los años, el empresario construyó decenas de relaciones con políticos de todo tipo. Es amigo del expresidente español Felipe González y mantiene una excelente relación con el mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, quien financiará la vacuna del coronavirus que hará su laboratorio.

Sigman Slim suelen compartir desde hace un tiempo un encuentro que junta a los multimillonarios del mundo con sus hijos una vez por año para intercambiar experiencias.

Sigman se ganó otras amistades con dirigentes políticos argentinos. Es amigo del ministro de Salud, Ginés González García. «Son de las misma generación, se conocen muchísimo», sintetiza una persona que los conoce a ambos. También es amigo del gobernador tucumano, Juan Manzur, cuyo desembarco en el Ministerio de Salud durante la gestión de Cristina Kirchner fue atribuida por varias fuentes al empresario.

«Apoyé al kirchnerismo mientras era socialdemócrata. Después me distancié», dijo Sigman en una entrevista al diario El País de España en 2016, pero siempre tiene palabras cálidas para definir a Cristina Kirchner. Varios años después, el empresario y el kirchnerismo parecen haberse reencontrado.

Ayer, sin ir más lejos, el presidente Fernández habló por Zoom con el empresario antes de hacer el anuncio sobre la producción de la nueva vacuna. Y en febrero lo recibió en la Casa Rosada junto al CEO de Netlfix. Ante la consulta de La Nación Argentina, desde el entorno de Sigman prefirieron no hacer comentarios.

El apellido Sigman sonaba ya en el búnker electoral de Alberto Fernández. «Lo de Sigman es un mito. Acá no puso un peso», repetían cerca del entonces candidato presidencial ante los rumores de que el empresario había financiado la campaña del Frente de Todos. Pero sí, en cambio, aceptaban que existía una «buena relación» que había comenzado hacía varios años, durante el gobierno de Néstor Kirchner.

Mantiene buenas relaciones con Cristina Kirchner y con La Campora, en especial, con Eduardo «Wado» de Pedro, ministro del Interior. Las relaciones familiares, además, lo acercaron a otros dirigentes. Su hijo menor, Lucas Sigman, fue compañero de estudios y militancia en el Colegio Nacional Buenos Aires de Matías Lammens, ministro de Deportes y Turismo. Leandro Sigman, otro de sus hijos, era compañero en la Facultad de Económicas con Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Pero la ayuda para el regreso del kirchnerismo no sólo se mide en dinero. Sigman fue el celestino para que Fernández recibiera al empresario argentino más próspero de los últimos años, según él mismo reconoció. Fue el gestor del encuentro entre Marcos Galperín, CEO de Mercado Libre, y el candidato kirchnerista después de las PASO que sentenciaron las últimas presidenciales.

La relación con el kirchnerismo vivió su primer idilio por otro brote a nivel global: la gripe A. La Argentina necesitaba vacunas para enfrentar el nuevo virus, entonces Sigman se asoció con el laboratorio suizo Novartis para producirla en el país. El Estado, a cambio, se comprometió a comprarle hasta la actualidad unas 10 millones de dosis por año que se incluyeron en el calendario oficial.

Sigman quedó expuesto públicamente como nunca antes le había ocurrido. Las fuerzas de seguridad detectaron en 2016 un cargamento de 287 kilos de pseudoefedrina, distribuidos en diez tambores, que se habían mantenido ocultos durante cinco años en el aeropuerto de Ezeiza, propiedad de la empresa Chemo. Ante el escándalo, Sigman aclaró que era un envío a un laboratorio paraguayo y que se venció por negligencia de la Aduana. El hallazgo se sumó a la investigación por la mafia de la efedrina que se instruía la justicia federal, pero el empresario nunca fue imputado.

Sus contactos con la política van más allá de los colores partidarios. Su simpatía con la centroizquierda no impidió que algunas de sus empresas hicieran donaciones para el sueño presidencial de Mauricio Macri. Dos de sus firmas vinculadas al negocio farmacéutico desembolsaron en 2015 un millón de pesos, según consta en balances que Pro presentó en la Justicia.

Laboratorios Elea compró una mesa para la cena de recaudación de fondos de Cambiemos por medio millón de pesos. Sigman, que no asistió al evento, tenía en ese momento el 25% de acciones de dicha firma. Sus socios eran la familia Sielecki.

«Cuando vienen las campañas políticas, los políticos invitan y no resulta fácil decirle que no a alguien que es candidato a presidente. Prefiero una donación así en lugar de una contribución en negro», dijo Sigman La Nación Argentina en un diálogo telefónico de 2016.

«No sé cuántos empresarios habrán ido a las cenas, pero deben haber ido todas las cámaras. Es muy complejo para un sector empresario no tener un buen vínculo con un candidato que puede ser presidente. Cuando llegan al cargo buscan que se genere trabajo y cuando vos tenés una empresa con cierta dimensión normalmente se genera una relación», explicó Sigman.

Sigman fue uno de los asistentes, en 2018, al casamiento de un integrante de la familia Sielecki, también importante en el negocio farmacéutico, donde coincidió con Nicolás Caputo, definido por el expresidente Mauricio Macri como su hermano del alma. Pero con el paso de los años y, sobre todo, de la gestión de Cambiemos, la relación con Macri se desgastó.

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