Las pugnas dentro del gabinete de la 4T que denunció el secretario del Medio Ambiente, no son nueva. Empezaron el mismo día que los designaron.
A finales del mes de febrero de 2019, titulares de varias secretarías y de organismos del gobierno federal protagonizaban una guerra de todos contra todos por parcelas de poder. La Secretaría de Comunicaciones contra Fonatur, (nada más porque le encargaron a esta última el proyecto del Tren Maya); Gobernación contra la Secretaría del Trabajo; Hacienda contra la Oficina de la Presidencia de la República, cuyo titular, Alfonso Romo, le ha pedido al presidente que despida a Carlos Urzúa por inepto; Agricultura contra Bienestar Social y Segalmex; Energía contra Comisión Federal y Pemex porque Roció Nahle quiere poner a sus cuates en ambas dependencias. (A la fecha, el saldo de esa guerra es la renuncia de tres secretarios y de varios titulares de dependencias públicas).
El julio 24 de ese año, Ricardo Monreal hizo varias declaraciones en el sentido de que el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador no estaba a la altura de los cambios que promueve el gobierno de la 4T. Al respecto… Pues, no están a la altura porque la mayoría de los integrantes del gabinete legal y ampliado no tienen experiencia en la Administración Pública Federal; son improvisados, ineficientes, de poco valor y hasta inútiles.
Varios han renunciado, argumentado que los influyentes le hablan al oído al presidente para mal aconsejarlo.
El miércoles pasado, se divulgó un audio en donde el secretario del Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo, hizo referencia a esa guerra de todos contra todos; denunció que a dos que tres secretarios/as les vale gorro la ecología; se refirió a los intereses políticos y económicos de varios; dejó entrever que había algunas componendas con ciertos empresarios a quienes el gobierno federal ha exhibido por haber cometido “chanchullos”. Y ya encarrerado cuestiono al líder diciendo: “Toda nuestra visión (de transformación) no está para nada en el resto del gabinete y me temo que tampoco está en la cabeza del presidente”.
La actitud, que tal vez sea honesta y valiente del secretario le valió aplausos del auditorio, y confirmó todo lo que ya sabemos del gabinete, lo cual, bueno, le agradecemos.
En respuesta a las declaraciones de Toledo, el presidente López Obrador dejó entrever que está enterado de los “problemillas” entre los miembros de su equipo (que también de sus intereses) y admitió que es el único responsable de las decisiones de sus secretarios, y que siempre busca armonizar, escuchar a todos (ja ja ja), darle la razón al que la tiene (ja por 4) y decidir en función de lo que conviene más al pueblo (ja por cinco).
El gabinete presidencial no aguanta más. Está irreconciliablemente dividido en dos bandos: los radicales-ideológicos y los moderados-racionales. Ambos grupos se pelean a muerte por imponer su ley en las decisiones presidenciales. La reyerta entre unos y otros ha escalado con rapidez en los últimos meses impulsada por la crisis de salud, económica y de seguridad que ha sacado lo peor de los colaboradores de Andrés Manuel López Obrador.
La ruptura interna del gabinete se refleja día a día, pero ¿saben qué? Eso ya a nadie le importa, si al mismísimo Preciso le vale… ¿Qué va?!
Otros cambios vendrán pronto, porque ojo, lo que sí importa, será los que se destapen, quienes quieren competir por una gubernatura en 2021.
Aletia Molina
@AletiaMolina