Los equipos de rescate buscaban este miércoles supervivientes entre los escombros tras la brutal explosión que sacudió este martes el puerto de Beirut y sus alrededores y que ha dejado al menos 100 muertos y 4.000 heridos, según los datos de Cruz Roja, que advierte de que la cifra será probablemente mayor. Se trata de la mayor catástrofe sufrida en años en la capital de Líbano, un país sumido en la crisis económica y política. El Gobierno apunta a un cargamento de 2.750 toneladas de nitrato de amonio, altamente tóxico, almacenado “sin medidas de precaución” en el puerto, pero aún no ha explicado qué originó el incendio y las explosiones.
La capital libanesa, declarada ciudad “siniestrada”, se despertó conmocionada tras la explosión, cuya potencia fue registrada por los sensores del Instituto Geológico de Estados Unidos como un terremoto de magnitud 3,3. En el epicentro de la explosión, cuya onda de choque se sintió hasta en la isla de Chipre, a más de 200 kilómetros de distancia, el panorama seguía siendo de caos y destrucción: contenedores retorcidos, coches calcinados en las calles, el suelo alfombrado de maletas y papeles que salieron disparados de las oficinas cercanas, edificios derrumbados y trozos de cascotes en las aceras.
Varios cascos azules a bordo de un barco atracado en el puerto resultaron heridos graves, según la misión de la ONU en el Líbano.
Los rescatistas, con la ayuda de guardias de seguridad y miembros del Ejército, buscaron toda la noche a supervivientes o muertos atrapados bajo los escombros. El último saldo del Ministerio de Sanidad cifra en 78 las víctimas mortales y casi 4.000 heridos, pero podría aumentar durante el día. Los hospitales de la capital, centrados en la lucha contra el coronavirus, están saturados y colapsados. Algunos están rechazando pacientes porque se encuentran además dañados por la explosión.
El primer ministro, Hassan Diab, decretó para este miércoles un día de duelo nacional y prometió que los responsables “rendirán cuentas”. “Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2.750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén, sin medidas preventivas. Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio sobre este tema”, declaró el primer ministro ante el Consejo Superior de Defensa, según declaraciones citadas por un portavoz en rueda de prensa.
El ministro de Economía, Raoul Nehme, ha advertido que la explosión ha destruido buena parte de las reservas de trigo del país y que apenas cuenta con grano para cubrir las necesidades de las próximas tres semanas por lo que ha pedido ayuda internacional.
“La UE está preparada para facilitar asistencia y apoyo”, ha señalado en Twitter el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. “Nuestro Centro de Coordinación de Respuesta a Emergencias está en contacto con las autoridades de protección civil de Líbano”, ha añadido el comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic.
El presidente francés, Emmanuel Macron, viajará este jueves a Líbano para “reunirse con todos los actores políticos” tras la explosión en Beirut, informa Silvia Ayuso desde París. Según el Elíseo, Macron, que ya la víspera se comunicó de inmediato con las autoridades libanesas, será recibido por su homólogo libanés, Michel Aoun, y por el primer ministro, Hassan Diab, precisó la AFP
El Gobierno galo se ha movilizado rápidamente ante la “terrible catástrofe” que ha sufrido un “país amigo sumido en dificultades”, aseveró también hoy el primer ministro, Jean Castex. El jefe de Gobierno confirmó que este mismo miércoles llegarán los primeros dos de tres aviones militares con ayuda que está preparando Francia y que, entre otros, trasladarán 15 toneladas de material y 55 miembros de la seguridad civil, así como una decena de personal sanitario de urgencias. El objetivo es “poder ocuparnos rápidamente de al menos 500 heridos”, explicó Castex, que esta tarde celebrará una reunión con los ministros del ramo para acordar con las autoridades libanesas ayudas adicionales. “Líbano y los libaneses saben que pueden contar con Francia en estas horas difíciles”, ha dicho por su parte el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian.
El Reino Unido también trabaja “de forma urgente” para proporcionar a Líbano ayuda técnica y financiera. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha trasladado a través de un mensaje en Twitter su “apoyo y solidaridad” al pueblo libanés.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha calificado el desastre como un ataque, ha avanzado que su país está preparado para ayudar a Líbano e Irán también ha anunciado que colaborará en la recuperación: “Irán anuncia su disposición a enviar ayuda médica al Líbano y también ofrece tratamiento a los heridos y otra asistencia médica necesaria”, ha declarado el presidente Hasán Rohaní, según la televisión estatal. Incluso Israel ofreció “ayuda humanitaria y médica” a su vecino libanés, con el que se halla todavía técnicamente en guerra.
Este martes se oyó una primera explosión en Beirut, una ciudad de unos dos millones de habitantes, seguida de otra, muy potente, que provocó una gigantesca nube con forma de hongo en el cielo. Los edificios temblaron y las ventanas quedaron destrozadas a varios kilómetros a la redonda. Es la mayor explosión vivida nunca en la ciudad, que estuvo en la primera línea de la guerra civil que libro el país entre 1975-1990, que ha mantenido enfrentamientos constantes con Israel y que ha sufrido ataques terroristas como el que acabó en 2005 con el antiguo primer ministro Rafik Hariri.
En las calles de Beirut, los soldados evacuaron a habitantes aturdidos, algunos ensangrentados, con camisetas atadas alrededor de la cabeza para vendar las heridas. “Era como una bomba atómica. He visto de todo (en mi vida), pero nada semejante”, declaró a AFP Makruhie Yerganian, un profesor jubilado que vive desde hace más de 60 años frente al puerto.
Líbano atraviesa una difícil coyuntura desde hace meses en la que se combinan protestas populares, una vertiginosa crisis económica y la pandemia de coronavirus. Desde el pasado mes de octubre los libaneses se han echado a la calle para pedir reformas y exigir la caída en bloque de la élite política a la que acusan de dilapidar las arcas estatales. El ex primer ministro Saad Hariri dimitió de su cargo el pasado 20 de octubre para dejar paso a la formación de un nuevo Gobierno a principios de año. Sin embargo, los ciudadanos acusan al nuevo Ejecutivo de no haber emprendido las reformas económicas necesarias tras declarar su primer impago de deuda de la historia y que la libra libanesa se haya visto drásticamente devaluada en su valor frente al dólar.
Fuente: El País