A finales de julio de 1998, murió en la ciudad de Soroca, Mircea Cerari, quien fuera llamado “rey de los zíngaros” o gitanos de Moldavia, que fue una de las repúblicas independizadas de la vieja URSS. La última disposición de Cerari, que fue cumplida al pie de la letra decía: “quiero ser sepultado con un fax, un teléfono celular, una computadora y un módem para que mi espíritu se siga comunicando con ustedes”.
Esta anécdota pinta de manera singular el signo de los tiempos actuales. El comunicólogo canadiense Marshall McLuhan profetizó a mediados del siglo pasado que el mundo sería una simple “aldea global” debido principalmente a los medios de comunicación que crecerían y que siguen creciendo de manera inconmensurable.
Esopo, quien nació el año 620 a. C., narra en una de sus fábulas que un gran señor le pidió a su cocinero que le preparara el mejor platillo del mundo. Al punto lo obtuvo: un guisado de lenguas. El amo preguntó el porqué de ese platillo, y la respuesta fue: “porque con la lengua se adora a los dioses, se honra a la patria, se conduce al pueblo a la victoria y a la prosperidad, se exaltan las más grandes virtudes, se defiende al débil, se enseña al que no sabe y se difunde la verdad”. El dueño aceptó que su cocinero tenía la razón. Y entonces le dijo: “mañana me prepararás el peor platillo del mundo”. Y al día siguiente tuvo otra vez un guisado de lenguas. “¿Porqué?” preguntó otra vez. Y la respuesta fue: “porque con la lengua se blasfema de los dioses y se induce a la idolatría, se traiciona a la patria, se conduce al pueblo a la derrota y a la miseria, se exaltan los más grandes vicios, se adula al poderoso, se engaña al que no sabe y se difunde la mentira”. La moraleja es sencilla: las lenguas, que son los medios, pueden usarse en un sentido o en otro, son instrumentos que actuarán en beneficio del hombre y de la sociedad, o en su contra.
Esopo fue originario de Asia menor, diversos autores sitúan en diferentes lugares su nacimiento: Heraclio de Ponto lo sitúa en Tracia; Calímaco dice que era de Sardes; Fedro dice que nació en la región de Frigia; se cree que vivió en torno a los siglos 7 y 6 a. C. Se le relaciona con fábulas de animales, transmitidas por tradición oral. Sus relatos se caracterizan por ser narraciones cortas y tener siempre una conclusión moralizante o «moraleja». En ellas, Esopo «humaniza» las conversaciones de los animales y plasma todos los vicios y virtudes de los hombres, con un gran talento satírico. Considerado el «padre de todos los fabulistas», precursor de un género que luego tendría grandes exponentes, como Jean de La Fontaine, en Francia, en el siglo 17, y Félix María Samaniego en España, en el siglo 18.
Por siglos, el florentino Nicolás Maquiavelo (1469 -1527) ha sido criticado por su frase: “el fin justifica los medios”. Hoy en día nuestra sociedad que está super informada podría decir con locura: “los medios justifican el fin”, que equivaldría a establecer una supremacía o dominio absoluto de los comunicadores sobre el rumbo de la sociedad. Maquiavelo, en su principal obra “El príncipe” parte de un supuesto simple: toda comunidad tiene dos polos, el pueblo y los gobernantes, que están en constante conflicto. Por su formación humanista Maquiavelo se fija en la Antigüedad y distingue entre tres formas de gobierno: la ideal -república-, las aceptables por eficaces -monarquía o aristocracia ilustrada- y las inaceptables -tiranía y oligarquía-. Esta distinción no se basa en principios morales, sino en el modo en el que, a su juicio, se resuelve mejor el conflicto entre el pueblo y los gobernantes y, por lo tanto, se evita el colapso interno del estado.
México no irá a ninguna parte ni crecerá mientras las audiencias pasivas continúen recibiendo el mensaje y el masaje cerebral de los que hablaba McLuhan, y que por décadas han fortalecido a unos cuantos y han ocultado arbitrariedades y latrocinios. Y, por supuesto, Esopo también tenía razón cuando hablaba de los efectos que produce la diversidad lingual en las relaciones humanas. Y finalmente, Maquiavelo teorizó desde el siglo 15 sobre la política democrática.
México vive un auge de libertad de expresión y del pluralismo como consecuencia de la mayor competitividad democrática. La libertad de expresión tiene que preservarse a toda costa y ejercerse de manera responsable. Viviendo dentro de una auténtica libertad de expresión estaremos ejerciendo una verdadera democracia.
Tenía razón el gitano de Moldavia. Al ser humano multidimensional de la actualidad le impactan tanto y durante tanto tiempo de su vida los medios de comunicación que se antoja invitarlos como compañeros de viaje al más allá para seguir en contacto con este mundo, siempre y cuando se respete la libertad de expresión e ideas.
En otras palabras, esta pandemia cíclica que nos mantiene a resguardo y en ascuas nos obliga a preguntarnos ¿estaremos consumiendo el mejor o el peor platillo del mundo.
Premio Nacional de Periodismo 2018
Fundador de Notimex
pacofonn@yahoo.com.mx