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¿Qué es la ‘peste negra’ que puso a una región de Mongolia en cuarentena?

Publicado por
Héctor García

De acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la peste es causada por una bacteria zoonótica (enfermedad que puede transmitirse entre animales y seres humanos) llamada Yersinia pestis, que suele encontrarse en pequeños mamíferos y en las pulgas que los parasitan.

Hay dos formas clínicas principales de peste: bubónica y neumónica. La peste bubónica, caracterizada por la tumefacción dolorosa de los ganglios linfáticos, denominados ‘bubones’, es la más frecuente, según la OMS.

La bubónica raramente se transmite entre personas. Sin embargo, puede evolucionar y diseminarse a los pulmones, causando una forma más grave de la enfermedad denominada peste neumónica.

La peste neumónica o pulmonar es la forma más virulenta. El periodo de incubación puede ser de tan solo 24 horas. Cualquier persona con peste neumónica puede transmitir la enfermedad a otras personas a través de gotículas respiratorias.

En ausencia de un diagnóstico y un tratamiento precoces, esta forma es mortal. Sin embargo, las tasas de curación son altas si la enfermedad se detecta y se trata a tiempo (dentro de las 24 horas posteriores a la aparición de los síntomas).

De acuerdo con datos de la OMS, sin tratamiento tiene una tasa de letalidad del 30 por ciento al 60 por ciento, y la neumónica resulta invariablemente mortal. Las personas suelen presentar síntomas tras un periodo de incubación de uno a siete días.

La peste se transmite entre los animales y los humanos por la picadura de pulgas infectadas, contacto directo con líquidos corporales infectados o materiales contaminados; la inhalación de gotículas respiratorias o pequeñas partículas de pacientes con peste neumónica.

Según la OMS, las personas infectadas suelen presentar una enfermedad febril aguda con otros síntomas sistémicos como fiebre súbita, escalofríos, dolor de cabeza y dolores generalizados; debilidad, náuseas y vómitos.

Como enfermedad de los animales, la peste está presente en todos los continentes, excepto Oceanía, según la OMS. Hay riesgo de peste humana en todo lugar en que la población humana coexista con la presencia de focos naturales de peste (la bacteria, un animal reservorio y un vector).

Ha habido epidemias de peste en África, Asia y Sudamérica, pero desde la década de 1990, la mayoría de los casos humanos se han concentrado en África.

La confirmación de la peste requiere pruebas de laboratorio. La mejor forma de confirmar que un paciente tiene peste es identificar Y. pestis en muestras de pus de un bubón, de sangre o de esputo. Hay diferentes técnicas para detectar un antígeno específico de Y. pestis. Una de ellas consiste en una prueba rápida con tiras reactivas que ha sido validada y que hoy en día se utiliza mucho en África y Sudamérica, con el respaldo de la OMS.

Los antibióticos y el tratamiento de apoyo son eficaces si la peste se diagnostica a tiempo. Si no se trata, la peste neumónica puede ser mortal a las 18 a 24 horas del inicio de la enfermedad, pero los antibióticos utilizados habitualmente contra las enterobacterias (bacilos Gram-negativos) pueden curarla si se administran con prontitud.

Las medidas preventivas consisten en informar a la población en el momento en que la peste zoonótica esté presente en su entorno y en recomendarles que tomen precauciones contra las picaduras de pulgas y no manipulen cadáveres de animales.

También debe evitarse todo contacto directo con tejidos y líquidos corporales infectados. Deben aplicarse las precauciones generales durante el contacto con pacientes posiblemente infectados y la obtención de muestras.

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Héctor García