Al menos 184 choques registrados durante las protestas que sacudieron recientemente a Estados Unidos fueron incitados por agentes de seguridad.
ProPublica, una organización estadunidense de investigaciones sin fines de lucro, examinó 400 videos referentes a las manifestaciones en contra de la brutalidad policial y el racismo luego de la muerte del afroamericano George Floyd.
Detalló que en 59 videos el gas pimienta y el gas lacrimógeno se usaron incorrectamente y los oficiales lo arrojaron a manifestantes que no representaban una “amenaza”.
En otros 12, los oficiales golpearon con sus macanas a personas que sólo marchaban. Y en 87 videos, los policías empujaron y patearon a los manifestantes, incluidos algunos casos en los que usaron un brazo o una rodilla para presionar el cuello de algún manifestante.
Lo que vimos en un caso tras otro fue la voluntad de la policía de intensificar los enfrentamientos”, subrayó ProPublica.
En la marcha del 30 de mayo en Los Ángeles, un oficial golpea con su macana a manifestantes que avanzan de manera pacífica.
EL USO DE ARMAS
De acuerdo con Rohini Haar, consultora de Médicos por los Derechos Humanos y profesora adjunta en la Universidad de California, “las armas deberían usarse como último recurso cuando el diálogo abierto y la comunicación fallan y la violencia está tan fuera de control que los métodos policiales normales y el arresto de personas han sido empleados y no funcionan”.
Frank Straub, exjefe de policía en Spokane, Washington, y director del Centro de Estudios de Respuesta a la Violencia Masiva, dijo que el tamaño de las protestas también influye en la respuesta de la policía.
Las pequeñas protestas pueden ser manejadas por unidades especializadas que se encargan regularmente de manejar multitudes. Las protestas más grandes pueden requerir muchos más oficiales, algunos de ellos con menos experiencia y capacitación en el control de multitudes y, por lo tanto, es más probable que recurran a las armas”, aseveró.
ProPublica destacó que la gestión de grandes multitudes y protestas ha sido parte del debate, desde el movimiento de derechos civiles y la Guerra de Vietnam hasta la ola de manifestaciones recientes contra la brutalidad policial. Sin embargo, “la forma en que la policía lleva a cabo su deber a menudo se reduce a quién un oficial ve como una amenaza”.
El gobierno constantemente envía mensajes de que los afroamericanos “realmente no son parte del cuerpo político”.
Nunca se trata solo de la violencia de ese momento, se trata de la historia más larga de violencia racializada y vigilancia estadunidense”, agregó Monica Bell, profesora de derecho y sociología de Yale que estudió la respuesta policial a las protestas en Baltimore y Ferguson, Misuri.