En una entrevista, el especialista explicó que inició el proyecto hace más de 15 años, ante la preocupación a nivel mundial de la resistencia a los antibióticos. Dicho plan consiste en desarrollar los productos a partir de los cálices del vegetal; dirigidos a controlar bacterias dañinas resistentes a antibióticos y también tienen efectos sobre bacterias que no lo son.
“Para desinfectar una lechuga es necesario poner cuatro o cinco gotas de desinfectante comercial a base de plata coloidal en el agua para desinfectar, o de cloro como lo recomienda la Secretaría de Salud; sin embargo, hay evidencias científicas que muestran que estos tratamientos no son eficientes”, describió.
El investigador añadió que su hay mil bacterias de la tifoidea en la lechuga, el desinfectante comercial elimina sólo entre 100 a 200; el cloro entre 400 a 500, y una simple agua de jamaica manta entre 800 a 900 bacterias.
Comentó que aunque ésta tiene mayor efectividad que el cloro, no elimina todas las bacterias, por lo que se ha desarrollado formulaciones tomando compuestos de la planta y mezclandolos con vinagre o el ácido cítrico como el jugo de limones, de tal forma que eliminan todas las bacterias patógenas de la lechuga.
Castro Rosas también subrayó que su proyecto cuenta con 10 solicitudes de patente de productos derivados de la planta registradas ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. En la actualidad, se cuenta con una solicitud de patente especifica sobre el uso de algunos de los compuestos de este vegetal como el ácido hibiscus y sus derivados, para su uso como antimicrobiano o conservador en cualquier material, incluso en los alimentos y medicamentos.